(Zacarías 12:10,12-13.
De acuerdo a Zacarías hay tres lugares desde donde se deben elevar las
oraciones: (1) la Casa de Dios (la iglesia), (2) cada hogar, y (3) el lugar
secreto. El Señor le dijo a Zacarías, “Y derramaré sobre la casa de David…,
espíritu de gracia y de oración…; Y la tierra lamentará, cada linaje aparte;
los descendientes de la casa de David por sí [símbolo de la iglesia]…, los
descendientes de la casa de Leví por sí [la familia o el hogar], y sus mujeres
por sí [individuos]” (Zacarías 12:10,12-13, itálicas añadidas).
Mientras Zacarías hablaba esto, Israel estaba rodeado de
enemigos dispuestos a destruirlos. Había gran temor y terror, pero en el medio
de todo esto vino esta maravillosa palabra, “Dios va a tratar con esos poderes
enemigos que se han levantado contra ti. Así, que comienza a orar
fervientemente en el santuario. Comienza a orar en tu casa. Y a orar en tu
lugar secreto. El Espíritu Santo viene, y Él te llenará de espíritu de súplica
y gracia, capacitándote para orar”.
¿Ves el mensaje de Dios en este pasaje? Él le dice a la
iglesia en cada era: “En tiempos de temor o temblor quiero derramar mi Espíritu
sobre ti. Pero debo tener un pueblo de oración sobre quien derramarlo”.
Todos los profetas del Antiguo Testamento llamaron al pueblo
de Dios a una oración corporativa. “Escrito está: Mi casa, casa de oración será
llamada…;” (Mateo 21:13). La realidad es que la historia del mundo ha sido
moldeada por las oraciones de la iglesia de Cristo.
Piensa en esto: el Espíritu Santo fue primeramente derramado
en la casa de Dios, en el Aposento Alto. Allí los discípulos “estaban unánimes
en oración” (Hechos 1:14). Se nos dice que Pedro fue liberado de prisión por el
ángel mientras “muchos estaban reunidos orando” (12:12). Se estaba haciendo
oración corporativa continuamente por la liberación de Pedro.
Claramente vemos que Dios desata mucho poder por la oración
de su iglesia. Por lo tanto, el llamado a este tipo de oración no puede ser
subestimado. Sabemos que la iglesia ha sido comisionada a ganar almas, a ser
dadivosa, a servir como el lugar de reunión donde es predicada la Palabra de
Dios. Pero primero y más importante, la iglesia está llamada a ser una casa de
oración. Este es su primer llamado, ya que todos los otros aspectos de la vida
de la iglesia nacen de la oración.
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