es distinto. Hoy, el Señor te ha liberado. Él ha traído luz a
tu vida mientras que antes había oscuridad. Ahora tienes entendimiento. Ahora
puedes discernir. ¿O acaso quieres seguir poniendo pretextos para no cambiar ni
dejarte ser transformado? La verdad es que ya no hay más excusas. El pasaje de
hoy es muy claro. Tenemos dos opciones: vivir en esclavitud o vivir en
libertad. La primera viene desde la caída del hombre con Adán. La segunda llega
cuando reconocemos a Cristo y confesamos su nombre. ¿De qué lado estás? No
puedes tener un poco de cada uno así como no puede haber un poco de luz en la
oscuridad ni un poco de libertad en la esclavitud. ¿Lo puedes ver? ¿Te das
cuenta de lo que Dios quiere decirte el día de hoy? ¡Quiere que tu vida tenga
congruencia! ¡Quiere que vivas con sentido! ¡Quiere que tu vida sea testimonio
de Aquél que amas y te amó primero! ¡Quiere renovarte, bendecirte y guiarte! El
problema es que debes entender que para ello, debes dejar atrás todo lo que
vienes arrastrando. Debes cortar con todo aquello que estorba en tu comunión
con Jesús. ¡Debes dar ese paso de fe!
¿Crees en Dios pero vives amargado? ¿Te dices creyente pero
tienes celos, rencores y odios? ¿Vives con tristeza y soledad? ¿Tienes deseos
de no seguir más? ¿Dices una cosa pero haces otra? Has una pausa y medita en
esto: ¿de qué lado quieres estar? Dios te ofrece libertad a cambio de
entregarle el trono de tu vida. Si sigues arrastrando problemas como los
ejemplos anteriores, debes ser honesto contigo mismo y reconocer que no has
dejado que el Señor tome las riendas por completo. Has limitado lo que quiere
hacer en ti y por consecuencia sigues como antes. ¡Basta! ¡Decídete! Está en ti
y en nadie más. No te escondas ni pongas pretextos. Tú sabes lo que hay en tu
corazón y Dios también lo sabe. ¿No quieres cambiar? ¿No quieres vivir distinto?
¿No quieres dejar atrás todo aquello que te causa tanto daño? Es momento de
decidir entre la luz y la oscuridad. Es momento de definir si quieres vivir en
libertad con Cristo o en esclavitud con tu pecado.
Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados. Te pido me
liberes de esa esclavitud que me tiene aplastado y sin dejarme mover. Quiero
vivir en tu libertad. Quiero vivir conforme a tu voluntad. Ayúdame a dejar
atrás todo lo que va en contra de tus principios. Dale sentido y congruencia a
mi vida Señor. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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