Santiago 1:23-25
Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es
semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; después de
mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es.
Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad y
permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor
eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace.
En otras versiones termina diciendo que recibirá bendiciones
o será feliz el que es hacedor de la palabra. Recientemente me llegó un correo
electrónico buscando un comprador para unos boletos de un concierto. Cualquier
persona que compra un boleto para un concierto tiene planeado asistir al mismo.
Nadie compraría un boleto para después venderlo nuevamente. Si tienes hambre y
preparas algo de comer, tu siguiente acción es comer lo que has preparado. Si
eres una persona que ha escuchado sobre Dios y aun así, sigues saliendo a la
calle y no lo pones por práctica, hoy es necesario que hagas una pausa y
examines lo que hay en ti. Aquí no me refiero a aquellos que ni siquiera tienen
la disposición de querer aceptar que Dios tiene mucho que decirnos.
Especialmente Santiago se refiere a todos aquellos congregantes que se reúnen
para escuchar y que posteriormente llevan una vida como si no hubieran
escuchado absolutamente nada. ¿Te gusta escuchar de Dios cuando tienes
problemas o cuando estás angustiado, pero cuando tu problema se acaba también
se terminan tus deseos de seguir escuchando? ¿Escuchas por compromiso con
alguien? ¿Escuchas porque entiendes que Dios es el Señor de todo lo que hay?
Santiago nos pone un ejemplo para clasificar a este tipo de
personas: olvidadizas. Creo que también deben llamarse inconstantes e
incoherentes. En tu vida no deben existir dos tipos de actitudes. No puedes
obedecer a Dios los fines de semana y a tu ego el resto. No puedes estar
escuchando sobre la vida de Cristo y lo que hizo por ti para luego olvidarte de
ese gran amor y hacer lo que te venga en gana. ¡No está bien!
Así como no tiene sentido comprar un boleto del cine o de un
concierto para no ir, tampoco lo tiene el estar escuchando sobre Dios y
llenándote de información para luego no hacer absolutamente nada. ¿Sirve de
algo aprender un idioma, asistir a todas las clases y nunca hablarlo? ¡No! Así
de obvio debe ser tu forma de reaccionar ante las enseñanzas de Dios. No
permitas que las enseñanzas que escuchas sean enseñanzas “espejo” que las oyes
por un momento y luego las olvidas al irte. Entiende esto: Dios tiene
bendiciones para ti; el que es hacedor de la palabra será feliz. Te animo a que
experimentes estas promesas de Dios.
Oración
Padre Santo: te pido que perdones mis pecados y me limpies
para poder tener comunión contigo. Perdona que en ocasiones haya sido
olvidadizo, haya escuchado tus mandamientos y correcciones y no haya hecho nada
al respecto. Hoy entiendo que trae bendición el obedecerte y llevar a la
práctica tu palabra, permite que así sea en mi vida. Te lo pido en el nombre de
Jesús
Amén
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