Gálatas 4:8-11
Antes, cuando ustedes no conocían a Dios, eran esclavos de
los que en realidad no son dioses. Pero ahora que conocen a Dios, o más bien
que Dios los conoce a ustedes, ¿Cómo es que quieren regresar a esos principios
ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos? ¡Ustedes
siguen guardando los días de fiesta, meses, estaciones y años! Temo por
ustedes, que tal vez me haya estado esforzando en vano.
Es triste. Este tipo de comportamiento lo vemos
constantemente en la Biblia. De hecho, estoy seguro que lo ves en tu vida
también. Tal vez te confunde el escuchar que eras esclavo de otros ídolos o de
los que no son dioses o alguna otra descripción. La realidad es más sencilla.
Pablo quiere que entendamos que cuando caminamos dentro de los planes de Dios,
sin importar las circunstancias, siempre estaremos mejor que como estábamos
antes. No podemos estar viviendo un presente si estamos deseando estar en un
pasado, en un futuro o en otra situación. No podemos decirnos seguidores de
Jesús y al mismo tiempo querer seguir viviendo como si no lo conociéramos. Dios
lo mostró hace miles de años y hoy veo distintas formas de pensar que, pensando
que han descubierto el hilo negro, te dicen que vivas y disfrutes tu presente.
Es verdad, debes vivir y disfrutar tu presente, el problema es que, sin el
Señor, no podrás disfrutarlo. Él es quien permite que disfrutemos las
bendiciones que nos son dadas. ¿Alguna vez has conocido a alguien que tenga
mucho y disfruta poco? Pues ya sabes por qué.
El pasaje nos dice que algunos de los gálatas estaban
regresando a sus antiguas andanzas. ¿Cómo lo podemos ver hoy en día? Piensa en
un mentiroso que quiere obedecer y dejar de hacerlo. Pasa un mes y no ha
mentido. De repente, surge una situación en la que, si miente, las cosas podrían
mejorar, de lo contrario, si dice la verdad las consecuencias no serían buenas.
Obviamente su mente ya está dando vueltas y está pensando que, de no haber sido
por querer cambiar, hoy podría mentir y asunto arreglado. Pero ahora ya no es
así. Ya sabe que está mal mentir. Ya sabe que el compromiso no es con la gente
sino con Dios. ¡Qué conflicto! Así nos pasa en cantidad de situaciones
diversas. Los que tienen problemas con su carácter, los que tienen problemas de
fidelidad, de homosexualidad, de amar, de perdonar, de sujetarse, etc. Cada vez
que decidimos dejar de hacer lo que está mal, y en el futuro nos encontramos
con una disyuntiva, ¿por qué pensamos que estábamos mejor antes? ¿Por qué se
nos olvida del hoyo tan horrible del que nos sacó el Señor? ¿Sabes por qué?
Porque pensamos que merecemos lo que tenemos y damos por hecho que seguirá ahí
siempre. Porque no entendemos que las bendiciones vienen de la gracia de Dios y
no de nuestras acciones. Si pudiéramos entender esto, alabaríamos y
obedeceríamos sin importar las circunstancias. Con mucho, con poco. Enfermos o
sanos. Con dificultad o sin dificultad. Simplemente tendríamos la mirada en el
cielo y viviríamos agradecidos. Viviríamos compartiendo el maravilloso
evangelio y la increíble gracia que Dios tiene para nosotros. Hablaríamos de
cómo Cristo ha cambiado nuestras vidas y de cómo nos sacó adelante.
Recuerdo un pasaje donde Pablo nos dice: ¿Estás casado? ¡No
busques separarte! ¿Estás soltero? ¡No busques casarte! Maridos, amen a sus
mujeres. Esposas, sujétense a sus maridos. Pienso en cómo nos encanta estar
viendo lo que no tenemos y hacemos a un lado lo que hoy se nos ha dado por
misericordia. Deja de pensar en lo que no es de Dios y entiende que no hay
mejor plan que el del Señor. Ahora, si te gusta aprender a golpes pues
adelante. Solamente piensa en las consecuencias de tus actos y recuerda que no
serás el único que las sufra. Entiende que hay gente que te ama y que está a tu
alrededor que también sufre por las decisiones que tomes.
Yo sé que es difícil. Yo entiendo que tus pensamientos te
hacen creer que lo de antes tenía ventajas. La verdad es que no es así. Créeme.
De hecho, no me creas a mí, cree en la palabra de Dios. Los israelitas que
salieron de la esclavitud de Egipto no pudieron entrar en la tierra prometida
por reclamar a Dios y no confiar en que los planes que Él tenía eran mejores
que los de ellos. Al final la promesa se cumplió y la siguiente generación
entró. Yo creo que sería bueno no dejar pasar esa bendición y querer entrar
nosotros. Obedezcamos hoy. Busquemos servirle en todo lo que hagamos. Busquemos
darle gloria en nuestro día a día. Vivamos agradecidos de lo que en su amor
decide darnos. Dejemos atrás la carne y vivamos por el espíritu.
Oración
Padre nuestro: gracias por querer tener comunión conmigo y
por mandar a tu Hijo a morir por mis pecados. Gracias por tus bendiciones y
sobre todo te pido perdón porque muchas veces no las valoro. Hoy te pido que
pueda dejar de distraerme pensando que estaba mejor antes o que las cosas serían
mejor de otra manera. Quiero entender que tu plan que vivo hoy es lo mejor para
mí y vivirlo gozosamente. Toma mi vida y dirígela mi Señor. Te lo pido en el
nombre de Jesucristo. Amén
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