Hechos 6:1-3
En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos,
se quejaron los judíos de habla griega contra los de habla aramea de que sus
viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. Así que
los doce reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: No está
bien que nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios
para servir las mesas.
Cuando leo este versículo recuerdo que los personajes de la
biblia no son perfectos sino por el contrario como tú y como yo, tienen muchos
errores. Los discípulos estaban tan enfocados en predicar de la palabra de Dios
que habían olvidado dar seguimiento al cuidado de las viudas. Es normal que nos
equivoquemos. No nacimos sabiéndolo todo. Por más que intentemos servir a Dios
en todo lo que hagamos, vendrán días en los que simplemente nos tengan que
decir: te faltó hacer esto o aquello; no estás haciendo bien esta tarea; la
gente no está conforme con tu decisión tal o cual; entre muchos otros ejemplos.
El enemigo buscará desanimarte y hacerte sentir que no estás haciendo bien las
cosas. Tratará de hacerte sentir poco útil. También buscará hacer surgir tu ego
y orgullo haciéndote pensar que los demás no saben lo que dicen. Cuidado. Es
fácil seguir el camino contrario y difícil el que nos transforma el corazón.
Los discípulos al oír la situación que existía, no se
indignaron por lo que les estaban pidiendo, pero tampoco se pusieron a pedir
perdón como si hubieran cometido un pecado. Tomaron las cosas como debían ser
haciendo los ajustes necesarios para arreglar el problema. Se reunieron y
comunicaron que entendían la necesidad que no estaba siendo atendida, pero
explicaron que ellos no podían estar sirviendo a las mesas pues desatenderían
el compartir a Jesús.
Podemos aprender algunos principios de estos versículos:
1. A pesar de que existía un problema, la congregación no
comenzó a conspirar contra los líderes ni había rumores sobre la necesidad que
existía y que estaba siendo desatendida. No dejemos que nuestras congregaciones
se llenen de gente murmurando. Busquemos tener comunicación y puertas abiertas
para escuchar y resolver los problemas que surjan.
2. No permitamos que nuestro orgullo interfiera con lo que
la gente percibe sino con corazón humilde escuchemos y busquemos una solución.
3. No queramos resolver absolutamente todo y tener parte en
todas las cosas que suceden. Los discípulos entendieron que si servían a las
viudas, tendrían menos tiempo para hablar del evangelio y eso no era una buena
solución.
4. No dejes que el enemigo te haga sentir menos cuando hay
problemas. Es normal que te equivoques. Reconoce el error, dale solución y
sigue adelante.
Aunque estos ejemplos están enfocados a la congregación,
creo que son aplicables a nuestra vida diaria. No dejemos que los chismes
invadan nuestras conversaciones. No permitamos que nuestro orgullo nos haga
sentir superiores y por último, no pensemos que podemos tomar cartas en todo lo
que sucede a nuestro alrededor sino entendamos que debemos ceder el control a
Dios y que otra persona hará tal o cual tarea. El mundo no se cae si tú y yo no
estamos al control. Solamente dejaría de funcionar si nuestro Dios no estuviera
al pendiente. No te preocupes. Lo está.
Oración
Padre Santo: hoy entiendo que mi orgullo es un estorbo en
nuestra relación. Ayúdame a doblar mi rodilla y darte el control de mi vida y
de todo lo que quiero que sea a mi manera. Te pido por tu iglesia y cada uno de
los que te seguimos para que podamos ser humildes, serviciales y que no dejemos
que los rumores nos destruyan. Te pido que aprendamos a expresar aquello que
consideramos que debiera ser cambiado y a la vez que nuestros líderes tengan la
sabiduría para reconocer las necesidades. En el nombre de Cristo Jesús te lo
pido.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario