Babilonia.
Parte 1
“Y dijo el
rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del
linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de
buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen
entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase
las letras y la lengua de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada
día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los
criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.
Entre estos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A
estos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías,
Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.” Daniel 1:3-7
Jerusalén
fue sitiada por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Muchos del pueblo fueron
llevados cautivos al exilio, fuera de la región de sus padres. Pero el rey de
Babilonia pidió para su servicio jóvenes de Israel; y para que estuvieran
preparados para servirle fielmente, la estrategia requería tres cosas:
1.
Cambiarles su idioma y manera de hablar (Daniel 1:4)
2. Cambiar
su dieta (Daniel 1:5)
3. Cambiar
su identidad (Daniel 1:7)
Con estas 3
cosas, el rey de Babilonia pretendía adueñarse de la mente y el corazón de
estos jóvenes y de esta manera esclavizarlos, para poder ponerlos fielmente al
servicio de una nación que no conocía ni respetaba a Dios y que además
practicaba hechicería y costumbres destructivas.
Babilonia,
al día de hoy, está más viva que nunca, pues representa el sistema actual de
creencias e ideologías del mundo, con la cual el enemigo, el diablo, quiere
atrapar a nuestra generación, ponerla a su servicio, para al final matarlos,
destruirlos y robarles su vida.
Esta
estrategia se repite hoy en día, se disfraza de bondad, engañando a muchos; por
lo que necesitamos revelar, por medio de la Escritura y del Espíritu de Dios,
la verdad, para que nuestros jóvenes y aún muchos adultos sean salvados de esta
perversa generación (Hechos 2:40, Juan 14:6). En los siguientes devocionales
reflexionaremos acerca de cada una de estas estrategias, para estar atentos a
no caer en ellas y enseñar a otros la verdad.
Oración.
«Padre,
quiero marcar diferencia en este mundo lleno de maldad, quiero ser luz en medio
de la oscuridad y llevar tu verdad con amor, no participando en las obras
infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendiéndolas. En el nombre de
Cristo Jesús, amén Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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