Vida de Obediencia. Parte 2
“Porque la palabra de
Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra
hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne
los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea
manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y
abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Hebreos 4:12-13
¿Cómo podemos ser personas obedientes? El primer paso para vivir
en obediencia es “escuchar”. A veces oímos tanto ruido a nuestro alrededor, que
se nos dificulta escuchar la voz de Dios. Cuando nos disponemos a hacerlo y
atendemos sus palabras permitimos que estas entren a lo profundo de nuestro
interior y se haga un cambio radical en nosotros, porque discierne nuestros
pensamientos y las intenciones de nuestro corazón.
El Padre celestial amorosamente nos pide en Proverbios 3:1-2
“Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos;
porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán”.
El segundo paso es “accionar”, es hacer lo que Él nos dice.
La Biblia contiene los grandes testimonios de hombres y mujeres que se
determinaron a obedecer a Dios. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos a vosotros mismos”, (Santiago 1:22). No podemos engañarnos
a nosotros mismos escuchando primero la Palabra de Dios y después haciendo lo
que queremos. Hoy debemos determinarnos a andar en los caminos de Dios y a
abandonar todo aquello que nos impide obedecer.
El tercer paso es “permanecer”. Juan 15:7 nos dice “Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queréis, y os será hecho”. El Señor nos pide ser fieles hasta el fin y darle el
primer lugar a Él. ¿Qué haremos el día que el Señor venga si no permanecemos?
Cuando permanecemos es porque hemos sido precavidos como el que construyó su
casa sobre la roca firme. Nos hemos edificado sobre Jesucristo que es el
verdadero fundamento. Tenemos un Dios bueno que debemos honrar, que nos escucha
y nos exhorta a poner por obra su Palabra, un Dios que nos sostendrá y nos
sacará adelante, que abrirá camino en medio de la dificultad y nos pastoreará
siempre y en cualquier sequía saciará nuestra alma (Isaías 58:11). Oración.
«Señor, hoy te ruego humildemente que me des hambre y sed por
tu Palabra, ayúdame a vivir para ti y construir mi vida, la vida de mi familia
y la de la iglesia bajo la autoridad de tu Palabra, que es la base firme que
necesitamos obedecer para avanzar y seguir adelante con tu llamado y con tu
propósito. Dame la capacidad de escuchar, accionar y permanecer en tu Palabra
para ponerla por obra, acrecienta hoy mi fe al oír tu Palabra, en Cristo Jesús,
amén.
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