Un corazón misericordioso
“Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de
nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A algunos que dudan, convencedlos.
Judas 1:21-22
“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos,
porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad”. Lamentaciones 3:22-23
Alguna vez has dicho: “¡Señor, ten misericordia de mí!”, creo
que sí y muchas veces. Aquí lo más importante es entender lo que significan
cada una de esas palabras. La Biblia nos dice que dependemos absolutamente de
su misericordia, tanto, que el Señor la renueva cada mañana. Misericordia es
recibir su favor y su bondad, aunque no lo merezcamos. Dios es un Dios bueno y
su bondad fluye de su corazón misericordioso. El versículo de hoy nos dice que
debemos tener compasión de los que no están firmes en la fe.
Estamos inmersos en la misericordia de Dios y tenemos que ser
misericordiosos con los demás, Él desea que tratemos a los demás de la misma
manera en que Él nos trata. ¿Con qué ojos miramos a los demás? A veces juzgamos
y señalamos al caído, al hermano que está pasando por dificultades, o que
reincide en su pecado, que quizás nosotros también hemos cometido. Olvidamos
que Jesús también llevó los pecados en la cruz por cada uno de ellos, de igual
manera que cargó con los nuestros para liberarnos de la culpa.
Seamos conscientes de que hemos sido perdonados y tratados
por Dios mejor de lo que nos merecemos y seamos benevolentes con los demás.
Preguntémonos entonces: ¿Cómo podemos mostrar misericordia a los que dudan en
el camino de la fe? Dejando a un lado los prejuicios, escuchando y observando
las necesidades de los otros, así quizás entenderemos porqué están pasando por
estos problemas, ofreciendo nuestro apoyo a los que luchan en su fe,
respondiendo con paciencia y empatía tal como Jesús nos enseñó.
Judas nos exhorta a permanecer conscientes del amor de Dios,
como dice Juan 15:9 “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado;
permaneced en mi amor”. Cuando hemos captado que somos objeto inmerecido de su
amor en Jesucristo, debemos responder con amor y ese amor debe mostrarse en la
conducta y trato hacia los demás para no adormecer nuestro corazón hacia sus
necesidades.
Jesús nos muestra su voluntad y la responsabilidad que
tenemos hacia otros. Él dice en Mateo 9:13 “Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a
justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” y Mateo 12:7 “Y si supieseis qué
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes” Oración.
«Señor Jesús, en cada situación o temporada has sido bueno y
misericordioso conmigo; acuérdame de eso hoy y ayúdame a tener un corazón
misericordioso con los que dudan en su fe, a generar espacios donde pueda
escuchar sus necesidades y ofrecer apoyo y comprensión. Perdóname por las veces
que estuve tentado a dudar o desobedecerte, recuérdame tus promesas y enséñame
a amar como tú, en el nombre de Jesús, amén.
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