Sirvamos de vínculo entre la misericordia divina y la
necesidad humana
“Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles
vanidad y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová el Señor; y
Jehová no había hablado. El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía
robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y al extranjero oprimía sin
derecho. Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la
brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no
lo hallé”. Ezequiel 22:28-30
“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.”
Romanos 12:21
Estamos viviendo tiempos donde el mal ha aumentado en este
mundo, recordemos que esto lo profetizó el Señor Jesús en Mateo 24:12: “y por
haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”;
independientemente de que se esté cumpliendo esta profecía, el Señor nos anima
a orar y permanecer en sus caminos y a vencer el mal haciendo el bien.
La confrontación nunca es fácil, pero a veces es necesaria; a
Ezequiel se le dice que enfrente el mal, en Ezequiel 22:2 dice: “Tú, hijo de
hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le
mostrarás todas sus abominaciones?”. Fue llamado a predicar y a profetizar,
pero no era una tarea sencilla, su mensaje era difícil, era contracultural,
pero él no se dio por vencido e hizo lo que Dios le pidió. El pueblo de Israel
se había olvidado de Dios, reinaba la injusticia social, la violencia y la
corrupción aun en los líderes y sacerdotes.
Igual que con el pueblo de Israel nosotros vivimos en un
mundo que se ha olvidado de Dios y el mal se ha extendido por todas partes. Sin
embargo, paradójicamente la Palabra de Dios nos muestra cuánto cuida Dios de
nosotros, Él se preocupa por la injusticia humana, el sufrimiento y está tan
enojado con aquellos que oprimen a los demás; por eso, está buscando hombres y
mujeres que se paren en la brecha delante de Él e intercedan en favor de la
tierra; el intercesor tiene una doble responsabilidad: no sólo hace “vallado”,
lo cual sugiere que no solamente restaura la brecha causada por el enemigo,
sino que se “pone” en la brecha, es decir, detiene su avance.
Nuestra preocupación no es solo oponernos a la injusticia
sino también traer a la gente a Dios, porque ante el arrepentimiento Él actuará
en gracia y dará segundas oportunidades para salvar la humanidad. Recordemos
Romanos 5:20 que dice: “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase;
más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”.
No nos dejemos aplastar por el mal, venzamos con el bien y
que el Señor nos capacite por su Espíritu de manera que sea ese su sentir y
actuar. El vallado protector alrededor de las familias, las iglesias y las
naciones, está en una desastrosa condición, por eso Dios busca todavía
intercesores que puedan vigilar “en la brecha” y ayudar a repararla mediante la
oración. Unamos esfuerzos para resistir el mal, buscando la reconstrucción
espiritual de esta humanidad. Oración.
«Amado Padre celestial, hoy entiendo que las brechas o
grietas deben ser reparadas con oración, ante toda la ruina física y espiritual
de nuestro mundo que está yendo a la perdición; quiero ser parte de esos fieles
que se paran en la brecha entre Tú y esta humanidad para interceder por la
salvación de sus almas. Sé que es la guerra de la fe contra toda fortaleza que
se ha levantado en contra de tu poderoso Nombre, y que buscas quién interceda a
favor de la tierra, para que, abundando el pecado, sobreabunde tu gracia y
muchos sean alcanzados, amén.
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