Cuando Dios da una orden
“Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro
lado” Mateo 8:18
“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. “Y
he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían
la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo:
¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca
fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande
bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun
los vientos y el mar le obedecen?” Mateo 8:23-27
Cuando Dios da una orden debemos estar dispuestos a obedecer.
El salmo 107:20-21 dice: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su
ruina. Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de
los hombres”. Aquí envió su orden y los sanó e hizo maravillas. En este casó
tras la orden vino una gran bendición.
Pero, ¿qué pasó ese día con los discípulos?, El Señor dio una
orden: “pasemos al otro lado” y lo primero que se levantó fue una gran
tempestad. Esto se parece a esas situaciones que son invencibles, pero debemos
recordar que en el trayecto de nuestra vida no vamos solos, va Jesús con
nosotros y Él ya trazó la ruta hacia donde nos está direccionando.
A veces, Dios puede desatar una orden sobre nuestra vida, una
promesa de bendición, pero se levantan tormentas para no dejarnos alcanzar el
propósito que Dios tiene con nosotros. Su Palabra fue enviada sobre nosotros,
sin embargo, las situaciones que estamos atravesando quieren interponerse para
que no avancemos, vienen las pruebas que nos hacen dudar de lo que Él ya dijo;
es ahí donde nuestra fe es probada. Independientemente de la circunstancia
debemos obedecer lo que el Señor nos pide, para poder llegar al otro lado, a
otro nivel espiritual donde Él quiere llevarnos.
El Salmo 147:18 dice: “Enviará su palabra, y los derretirá;
soplará su viento, y fluirán las aguas”. Tanto su Palabra como la presencia del
Espíritu Santo tienen el poder para hacernos salir de una circunstancia porque
ya Dios envió su Palabra.
Recordemos cuando en Egipto se levantó Faraón contra el
pueblo de Israel, Dios le dio una orden a Moisés en Éxodo 14: 15-16 “Entonces
Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que
marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren
los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. Dios peleó por su pueblo
cuando obedecieron y cruzaron el mar Rojo.
Ya la orden fue desatada sobre nosotros, no hay tormenta, ni
faraón, no hay gigante que se levante en nuestra contra y detenga el propósito
de Dios. Habrá oposición, confusión, desorientación como la que tuvieron los
discípulos ese día, nuestra fe puede menguar por dudar, habrá situaciones en
las que no sabremos qué hacer, pero no nos dejemos desviar de lo que el Señor
nos ha dicho, recuerda que la fe es la que vence al mundo. Oración.
«Señor, en el Salmo 107:28-30 dice: “Entonces claman a Jehová
en su angustia, y los libra de sus aflicciones. Cambia la tempestad en sosiego,
y se apaciguan sus ondas. Luego se alegran, porque se apaciguaron; y así los
guía al puerto que deseaban”. Ya diste la orden sobre mi vida y has establecido
tu propósito para mí, acrecienta mi fe para vencer cualquier prueba que quiera
apartarme del camino que ya me has trazado, amén.
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