Pon tu confianza en el Dios de toda gracia
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción
de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de
los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en
gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos”. Daniel 1:8-9
Este mundo en el que vivimos tiene estándares diferentes a
nosotros los hijos de Dios. El ejemplo de Daniel de no contaminarse
espiritualmente con las costumbres babilónicas nos sirve para aprender a
desenvolvernos en nuestra sociedad sin hacer concesiones, sin comprometer
nuestras creencias. Podemos estar en el mundo, pero no contaminarnos con él,
estamos continuamente expuestos a todo lo que este ofrece, pero el Espíritu
Santo nos ha dado dominio propio y discernimiento para tomar decisiones sabias
y saber qué nos conviene y qué no. Como Pablo nos enseña en 1 Corintios 6:12
“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son
lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna”.
Al igual que Daniel estamos llamados a una vida de pureza y a
estar en paz con todos, esto solo se logra si caminamos en una relación cercana
con Dios, independientemente del lugar donde estemos. Una vida de oración
consistente como la de Daniel, nos garantiza la intervención divina cuando la
necesitamos. Veamos Daniel 6:10 “Cuando Daniel supo que el edicto había sido
firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia
Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de
su Dios, como lo solía hacer antes”. Siempre oraba, pero lo hizo aún más cuando
salió el edicto que obligaba a todos sin excepción a adorar la estatua del rey
Nabucodonosor. Él nunca quebrantó su fe a pesar de la amenaza de muerte, sino
que se arrodilló ante nuestro Dios grande y soberano, confiando en que su amor
y poder lo librarían.
Si queremos dejar algo que estorba nuestra vida cristiana, la
decisión debe salir de nuestro corazón, así como Daniel “se propuso en su
corazón no contaminarse”. Esta determinación expresa nuestra fidelidad a los principios
de Dios, de hacer lo correcto y no ceder a las presiones que nos rodean. Todos
los días somos tentados a bajar nuestras normas y a vivir como el mundo nos
dicta. Debemos resistirnos si queremos ser fieles y deseamos hacer primero la
voluntad de Dios, obedeciéndolo en todo.
Oración.
«Alabado seas mi Dios, Creador del cielo y la tierra; quién
me bendices, ayúdame como a Daniel a vivir una vida de pureza y santidad.
Quiero tener una estrecha e íntima relación contigo, por medio de la oración y
el conocimiento de tu Palabra. Te pido sabiduría y poder para caminar en este
mundo sin contaminarme, antes hazme fiel a ti, para que sea influencia para que
otros te conozcan. En el nombre de Jesús, amén.
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