Amor del
Padre en Acción. Parte 2
“Jehová se
manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por
tanto, te prolongué mi Misericordia.” Jeremías 31:3
Es
impresionante pensar que Dios, al amarnos, nos ame con toda su esencia, pues al
decirnos que con amor eterno nos ha amado nos está revelando que su forma de
amar involucra lo que Él es, sus propios atributos, pues Dios es eterno y es
amor (Isaías 40:28 y 1 Juan 4:16).
Es más, aun
antes de nosotros nacer ya Dios nos amaba tanto que había dispuesto un
salvador, su propio Hijo, para que por la fe en Él pudiéramos conocerlo como
Padre. También sabía que por causa de nuestro pecado era necesario prolongar su
misericordia, pues si no fuera por Jesucristo no tendríamos otro destino fuera
de la condenación eterna; pero Gloria al Padre por su amado Hijo, pues ahora lo
que tenemos en Él es vida eterna.
Conocer que
Dios Padre nos dice que con amor eterno nos ha amado, debería producir
confianza en nosotros, esa confianza que permite afrontar las situaciones de la
vida desde una óptica diferente.
Antes de
escribir este devocional tuve una circunstancia difícil que me produjo
ansiedad: mi esposa tuvo una complicación en su salud a media noche y, aunque oramos,
su dolor en el pecho no pasaba; por eso en ese instante llamé al papá de mi
esposa, que es farmaceuta, y a una prima que es médico, ellos con su
experiencia nos tranquilizaron.
Al
reflexionar sobre este suceso me daba cuenta de que, así como las palabras de
personas expertas pueden traer tranquilidad a nuestras vidas, mucho más lo
deberían hacer las palabras de nuestro Padre Dios, pues realmente Él cuida de
nosotros, vela por nuestro bienestar y nos lo demuestra con actos de amor.
(Isaías 53:5 y Jeremías 33:6). Por eso hermanos, siempre que estemos
atravesando por situaciones difíciles, recordemos el gran amor de Dios Padre
puesto en acción, pues esto traerá confianza a nuestras vidas y paz a todo
nuestro ser. Oración.
«Gracias
Padre Dios porque tus palabras son aliento y esperanza para mi vida; gracias
porque conoces cuánto necesito saber que me amas y me lo recuerdas a diario;
gracias porque tus palabras tienen el poder de convertirse en actos, porque me
dices que me amas y lo demuestras con hechos; gracias por tu amor que es
eterno; gracias por tu Hijo quien me salvó; gracias por tu Espíritu quien me
lleva a afrontar cada situación, sabiendo que de tus manos puedo esperar lo
mejor, pues tu voluntad es buena, agradable y perfecta, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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