Amor del
Espíritu Santo en Acción. Parte 1
“Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros” Romanos 8:11
El obrar del
Espíritu Santo en la vida de Jesús debe llenarnos de confianza y valor, pues
desde su nacimiento hasta su resurrección es manifiesto el amor en acción por
parte del Espíritu de Dios, y así como estuvo con él, estará con cada creyente,
esa es la promesa dada en Juan 14:16-17 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le
conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”
El
nacimiento de Jesús estuvo lleno del amor de Dios, expresado en el hecho que de
manera milagrosa por medio del poder del Espíritu Santo se engendrara en el
vientre de una virgen al Hijo de Dios (Lucas 1:35).
En la vida
de Jesús podemos observar el obrar en amor del Espíritu Santo en cada acto
suyo: al dar buenas nuevas a los pobres, al sanar a los quebrantados de
corazón, al pregonar libertad a los cautivos, al dar vista a los ciegos, al
poner en libertad a los oprimidos y al predicar el año agradable del Señor.
(Lucas 4:18).
En
definitiva, el poder del amor lo vemos manifiesto en la resurrección de Cristo,
pues ni la misma muerte pudo contenerlo, por lo cual podemos estar seguros que,
si depositamos nuestra fe en Jesús, su Santo Espíritu nos ayudará como lo hizo
con Él, desde nuestro nuevo nacimiento en adelante, pues aquel que levantó de
los muertos a Cristo vivificará también nuestros cuerpos mortales (Romanos
8:11).
Hermanos,
confiemos plenamente en Dios, pues El Espíritu que levantó de los muertos a
Jesús, ha hecho lo mismo con nosotros, nos dio vida, y nos da su amor y poder
para que a través de nosotros él siga poniendo su amor en acción. Oración.
«Espíritu de
Dios, gracias por obrar en mí, gracias por llevarme a Cristo y darme vida,
gracias porque tú que levantaste a Cristo de los muertos vivificas diariamente
este cuerpo mortal, y me ayudas a vivir victorioso sobre el pecado y lleno de
tu amor, para reflejar así a mi salvador. Gracias Dios por soplar tu aliento de
vida sobre mí y hacerme un milagro de tu gran amor. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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