viernes, 24 de enero de 2020

Sosteniéndose como viendo al Invisible


Sosteniéndose
como viendo al Invisible
“Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”, 2 Corintios 4:16-18
Donde colocamos nuestra mirada determina nuestra fe. Si colocamos la mirada en las dificultades de la vida veremos nuestro futuro sombrío y sin propósito, pero si colocamos nuestra mirada en Dios, nos daremos cuenta que no estamos solos, que tenemos al todopoderoso, al grandioso Dios en nosotros y a nuestro lado, entonces veremos su gloria sin importar cuál sea la situación. Fijar la vista en las cosas de Dios, es colocarla en lo que permanece para siempre.
Es inevitable que nuestra vida se vaya desgastando con el pasar de los años, como también es un desafío, seguir creciendo y fortaleciéndonos interiormente, cuando los años avanzan. Los sufrimientos pueden debilitarnos físicamente pero también moldean y fortalecen nuestro carácter. Por eso, mientras nuestra vida física es un deslizamiento hacia la muerte, nuestra vida espiritual debe ser una constante escalada a la cima que nos conduce a Dios, de ahí, que no debemos temer a los años pues nos vuelven cada día a Dios.
Lo que padecemos aquí en esta tierra es insignificante comparado con la gloria eterna y el gozo de estar en la presencia de Cristo, esta es la razón por la cual no debemos fijar nuestro ojos en las cosas temporales que vemos, sino en las eternas que no vemos. Viviremos satisfechos con lo que Dios nos ha dado aquí y estaremos con la esperanza de retornar a nuestro hogar celestial.
Como dice hebreos 11:27 “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible”. Mirando al Invisible no deberíamos estar ansiosos por el futuro ni preocupados por el mañana, pues Él tiene el control y está guardando nuestro destino en sus manos. Podemos descansar y confiar porque tiene lo mejor para nosotros.
Así es como el creyente, el siervo de Dios; puede caer en el desánimo, pero con la ayuda de Dios, vuelve a levantarse para continuar. Oración.
Señor Amado Jesús, quiero colocar mis ojos en ti que eres el autor y consumador de mi fe. Sé que es fácil desmayar cuando me enfrento cada día a los problemas de esta vida, pero recuérdame no rendirme, ni disminuir en mi fe, quiero concentrarme en experimentar la fortaleza interior que proviene de tu Santo Espíritu. No permitas que el dolor o la fatiga me lleven a abandonar el propósito por el cual me escogiste. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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