Con Dios todo tiene sentido
«Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del
cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y
tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de
destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de
endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar
piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de
buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de
romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de
amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho
tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que
Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo
hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que
alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta
el fin».
A veces nos enfrascamos en la rutina diaria y pensamos que
los días pasan sin sorpresas, sin nuevas expectativas, esto nos sucede cuando
perdemos el norte y olvidamos que cada día para Dios tiene un propósito. Nos
olvidamos de Dios, pero Él jamás se olvida de nosotros, aunque esté silencioso,
está cuidándonos en silencio. Comprendamos que “todo tiene su tiempo”, este es
el tiempo de plantar, edificar, abrazar, guardar, amar… Si alguna vez nos
sentimos sin sentido, recordemos que nuestras vidas son de infinito valor para
Dios y que su Presencia está siempre con nosotros cuidándonos. Descubramos en
esa relación personal e íntima que tenemos con Dios cada día, cuál es su
voluntad para nosotros, entonces sabremos que en las manos del Señor no hay
vidas estériles, hay mucho que aprender y hacer. Cuando dejemos de pensar un
poco en nosotros mismos y coloquemos nuestra mirada en los demás, entenderemos
que cada día nos ofrece una oportunidad de servir y dar de lo que somos y
tenemos. Es tiempo de amar, plantar, curar, edificar… no lo desperdiciemos. Oración.
Amado Jesús, ayúdame a encontrarle sentido a cada día de mi
vida, entendiendo que separado de ti nada puedo hacer, gracias porque soy
importante para ti y me has escogido para hacer tu voluntad en este mundo.
Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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