El anhelo de Dios es mostrar su bondad
“Bueno es Jehová a
los que en Él esperan, al alma que le busca”, Lamentaciones 3:25
“Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y
conoce a los que en Él confían”, Nahúm 1:7
El Señor es bueno con los que dependemos de Él, con los que
lo buscamos. Su amor es fiel e inagotable, es eterno por eso prolonga cada día
su misericordia sobre nosotros, en medio de los problemas nos sostiene y
permanece fiel.
Dios es bondadoso, es uno de sus más grandes atributos, en
Él no hay maldad, ni malas intenciones y muy a pesar de nosotros, que somos
engañosos e infieles, es lento para airarse y grande en misericordia. Su anhelo
hacia nosotros es mostrar su bondad. Isaías 30:18 dice “por tanto, Jehová
esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de
vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los
que confían en Él”.
Aunque nos cueste trabajo entenderlo Dios desea bendecirnos
y derramar su bondad. No solo fue a la cruz para salvarnos y perdonarnos sino
para bendecirnos. Pablo oraba continuamente para que los creyentes entendieran
esto y que el Señor siempre actúa a nuestro favor. Como dice Romanos 8:31
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”.
Pablo decía que por esta causa doblaba rodillas para que los
cristianos comprendieran la herencia de las promesas, las riquezas de su gloria
y el inagotable amor de Cristo. Efesios 3:18-19 “seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Él está obrando a nuestro favor y aquel que comenzó su buena
obra en cada uno de nosotros no descansará hasta ver la victoria en nuestra
vida, hasta que brillemos como el amanecer y nuestra salvación sea como una
antorcha encendida, siendo luz para este mundo. Así dice Isaías 62:1 “Por amor
de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como
resplandor su justicia, y su salvación sea encienda como una antorcha”. Oración.
Gracias Padre amado por darme la bendición de vivir tu amor,
que es la esencia de la más grande plenitud, gracias por tu bondad, por ser mi
fortaleza en los días malos y por qué conoces mi corazón que busca confiar cada
día en ti. Tu misericordia trae a mi vida seguridad y paz y sé que suples todo
lo que necesito porque cuidas de mí. Nunca fallarás. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
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