Presencia de Dios en tu vida
“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu
presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi
estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el
extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere:
Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor
de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día;
lo mismo te son las tinieblas que la luz”, Salmo 139:7-12
Este salmo nos da prueba de la Omnipresencia de Dios, o sea,
Él está en todo lugar y en todo tiempo, un atributo, sólo de Dios. Muchas veces
hemos buscado la noche, hemos cerrado las cortinas, nos hemos ocultado en
cuatro paredes para pecar deliberadamente, pero a los ojos de Dios todo está
descubierto. La Biblia dice: “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a
los malos y a los buenos”. (Proverbios 15:3)
Debemos tener completa convicción que cuando recibimos a
Jesucristo en nuestro corazón, como Señor y único Salvador, el Espíritu Santo
viene a nuestra vida y nos sumerge en Él y permanece con nosotros todos los
días de nuestra vida, revelándonos las verdades del Reino de los cielos y
ayudándonos en nuestras debilidades.
Dios es ineludible, ¿a dónde huiremos de su presencia?, pues
no hay lugar para esconderse de Dios, aunque pretendamos ocultarnos entre
sombras, como lo hizo Adán y Eva que se escondieron de la presencia de Jehová
Dios entre los árboles del huerto, así como también ocurre que ignoramos la
omnipresencia del Santo Espíritu y somos indiferentes a sus manifestaciones.
Recordemos, cuán gran privilegio tenemos los creyentes, Dios
siempre está a nuestro lado, cuida nuestra salida y nuestra entrada, nos
estrecha y nos guía con su mano derecha y la noche resplandecerá alrededor de
nosotros. Dios está allí aunque no lo percibamos.
Hermano, vive tu vida en santidad, camina en la presencia
del Señor y tu vida será transformada, para la gloria de Dios. Oración.
Amado Dios, perdóname porque quizá muchas veces me oculté
tras las sombras, ignorando que tu mirada estaba puesta en mí. Hoy y siempre
quiero vivir y caminar en tu presencia, bajo tu dulce y tierna contemplación,
haciendo tu santa, buena, agradable y perfecta voluntad. Gracias Señor, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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