No seas sabio en tu propio concepto
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu
propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.
No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal”,
Proverbios 3:5-7
Muchos tienen su seguridad y confianza en sus propias fuerzas,
en sus capacidades y habilidades, en su inteligencia, en su empleo, en el
dinero que poseen. Seguramente les irá bien, pero caminan lejos de la voluntad
de Dios, pues no hay mayor enemigo para el temor del Señor que la arrogancia de
su propia sabiduría.
Temer a Dios significa obedecer su Palabra, pues Él sabe lo
que es correcto y lo que es bueno para cada uno. Dios está profundamente
interesado en el ser humano y por eso ha dictado mandamientos y estatutos para
protegerlo.
Ahora, al hombre le corresponde tomar la decisión de confiar
y obedecer a Dios o hacer según sus propios criterios confiando en sí mismo.
Ambas opciones traen resultados. El obedecer a Dios resulta en bendición, pero
desobedecer resulta en maldición.
Pablo le dijo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte
a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la
palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). En otras palabras, el consejo dice:
“Confía en el Señor de todo tu corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo
en todos tus caminos, y Él allanará tus sendas”
Confiar en el Señor con todo nuestro corazón, es lo que Él
mismo nos solicita y sabemos que esto sólo puede lograrse a través de la fe en
Jesucristo. Confiar es depender de Él, y también buscar ser guiados por su
Palabra en cada circunstancia de nuestra vida.
Hermano, confiar en el Señor trae recompensa y bendición,
pues nos diseñó para tener una dependencia absoluta de Él y todas las
decisiones necesitan de la guía de Dios. Oración.
Amado Señor, he cometido errores y decisiones equivocadas,
por apoyarme en mi propia sabiduría y la búsqueda de mi propio camino. Hoy
decido confiar plenamente en ti, despojarme del orgullo de creer que no me
equivoco. Me aferro a tus mandamientos, y los grabo en mi corazón, para poder
hacer como tú quieres. Elijo tu sabiduría, pues tú conoces lo que es mejor para
mí. Tu forma de actuar está por encima de la mía. Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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