Cara a cara con Dios
“Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino
Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces
Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió:
¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre
de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi
alma.”
Han pasado veinte años desde que Jacob huyó de su hogar en
Beerseba donde su vida había sido amenazada por su hermano Esaú. Estos años
habían sido años de adquisición: rebaños, hacienda, esposas, hijos. Aun así
había algo que lo hacía sentir vacío. Jacob ahora está en su camino de regreso
al hogar y se encuentra cara a cara con Dios.
Jacob cambió de carácter. Su nombre fue cambiado de “Jacob”,
que quiere decir falso, tramposo, a “Israel”, que significa un príncipe con
Dios. De ahora en adelante Jacob tendría que vivir a la altura de su nombre.
Hasta ese momento había sido un hombre torcido, siempre tratando de arreglar
las cosas en provecho propio.
A ti y a mí, Dios nos ha cambiado de nombre, nos ha llamado:
“Hijo mío, hija mía eres tú” ¿vivimos a la altura de ese nombre?
Jacob experimenta un nuevo poder. Su nuevo nombre de Israel
implica que él evidentemente Jacob recibió el poder de Dios. Cada nueva
experiencia espiritual trae una comprensión mayor del poder de Dios en nuestra
vida.
Jacob experimentó una nueva bendición: “Y lo bendijo allí”.
A menudo de las crisis en nuestra vida surgen las bendiciones más grandes de
parte de Dios.
Todo lo que Dios se propone y lleva a cabo en la vida de su
pueblo está preparado para bendecirlo. Sus caminos pueden parecer extraños y
difíciles de entender, pero su propósito es bendecirnos.
Jacob aprendió que los planes de Dios son mejores que los
que el hombre forja por su propia cuenta. Aprendió que la providencia de Dios
es lo que el hombre necesita, por eso dijo: “Vi a Dios cara a cara y fue
librada mi alma”.
Cada vez que nos colocamos cara a cara con Dios tenemos la
posibilidad de un cambio en nuestro carácter, un nuevo poder dentro de
nosotros, una nueva bendición y una nueva experiencia en el aprendizaje. Oración.
Padre Amado, mi encuentro contigo es real y allí he mirado
tu infinita misericordia, tu gran amor y gran perdón a mi pecado, he
experimentado un cambio desde lo más profundo de mi ser, me has colmado de tu
bendición. Gracias Señor por ese encuentro cara a cara contigo cada día. Te amo
Señor. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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