Busca a Jesucristo con diligencia
“[Jesús] Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y
de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo
esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que
oyó de Él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de
nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo:
Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los
hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun
los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces
le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó
ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la
cama”, Marcos 7:24-30
Hemos vivido o tal vez hemos escuchado acerca de situaciones
que parecen insólitas al seno de las familias, se desatan riñas sin motivo, se
arman y se hieren con lo que encuentran, los hijos le pegan a sus padres, y
parecen poseídos por demonios. Esta es una gran actividad del reino de las
tinieblas, pero la Biblia nos enseña que con Cristo somos más que vencedores.
El pasaje leído cuenta que el Señor Jesús quería estar a
solas, quería estar en aquella casa sin que nadie lo supiese y aparece una
mujer que lo busca, y lo hace intensivamente, pues lo encontró donde Él se
estaba escondiendo de la gente. Notemos la diligencia con la que esta mujer
llegó a la presencia de Jesús, pues su situación era difícil, porque tenía una
hija que estaba siendo abatida por un espíritu inmundo, y ese aprieto familiar
hizo que ella acudiera a Jesús, de quien había oído hablar anteriormente y
creyó que en Él encontraría la solución.
Esta mujer era sirofenicia y por tanto no sería bien
recibida por los discípulos ni por aquellos judíos que estaban con Jesús, pero
su fe y gran humildad hizo que el poder de Cristo obrara a su favor. Ella
perseveró hasta estar delante de Jesús y al llegar ante Él se postró a sus
pies, reconociendo su gran poder.
Ahora, debemos tener discernimiento del mundo espiritual,
identificar los espíritus inmundos, que puede verse reflejado en situaciones
extrañas, conflictivas y depresivas hasta provocar locura, alteraciones de
comportamiento y sólo Jesús puede restablecer, curar, renovar y liberar.
Precisamente para esto apareció el Hijo de Dios, para
deshacer las obras del diablo. Cristo, hoy día sigue haciendo milagros,
sanando, restaurando, liberando a los cautivos.
Hermano, es tiempo de reflexionar ¿cómo está nuestra
familia? ¿Cómo están nuestros hijos? Es tiempo de clamar, rogar y buscar la
presencia de Dios, pues todo poder demoniaco en su presencia se desvanece. Oración.
Amado Señor, hoy veo con gran tristeza situaciones
espeluznantes dentro de algunas familias, por lo cual acudo a ti, busco tu
presencia con diligencia, y coloco la congregación, mi familia y mi vida en tus
manos para que en el nombre de Jesucristo toda acechanza del diablo se
desvanezca. Quiero vivir bajo el abrigo del Altísimo, porque sólo allí estoy
seguro. Te amo Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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