Espíritu Santo eres Maestro e Intercesor
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que
escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme
a la voluntad de Dios intercede por los santos”, Romanos 8:26-27
Jesús les comunicó a sus discípulos que era necesario que él
se fuera pero no los iba a dejar huérfanos, enviaría al Espíritu Santo, quien
los guiaría a toda verdad, los instruiría en todo y les recordaría todo lo que
les había dicho. Jesús era su maestro, pero al regresar al Padre prometió
mandar un nuevo maestro, el Espíritu Santo.
Del mismo modo que nos enseña las verdades sobre Jesús y el
Padre, el Espíritu Santo nos enseña a orar y aún más, ora con nosotros cuando
no sabemos hacerlo. EI Espíritu conoce nuestra debilidad e intercede por
nosotros con gemidos que no pueden ser expresados en palabras humanas. Cuán
significativo es que esa intercesión sea de acuerdo con la perfecta voluntad de
Dios.
Ahora, es Dios quien escudriña el espíritu de todas las
personas, así como también Él conoce las intenciones de nuestro corazón, sean
buenas o malas, porque nuestros pensamientos no están ocultos a Él. La Biblia
dice: “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a
cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”. (Jeremías 17:10). Dios
nos da la oportunidad de escoger el camino, si el de la vida o de la muerte, si
aceptamos a Jesucristo en nuestro corazón o lo rechazamos o si aceptamos ser
hijos de Dios o hijos del padre de la mentira.
Pablo da testimonio y dice: «Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. […] El Espíritu mismo
da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos,
también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo». (Romanos
8:14-17a)
Por lo tanto, el Espíritu Santo trabaja activamente en
nuestra vida, para guiarnos, enseñarnos e interceder por nosotros siempre. El
Espíritu Santo nos muestra nuestra identidad de hijos de Dios y confirma en
nuestros corazones que Dios es verdaderamente nuestro Padre. Oración.
Padre Bueno, que privilegio me has concedido sin merecerlo,
al bautizarme con tu Santo Espíritu, pues Él me enseña la Verdad y me revela
tus secretos, Él es mi Maestro, el Mediador en mis caídas, la fortaleza en mi
debilidad y clama por mí con palabras celestiales. Gracias Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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