UN AVIVAMIENTO PERSONAL
“Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré
ungido con aceite fresco. Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; oirán mis
oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos. El justo florecerá
como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de
Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez
fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi
fortaleza es recta, y que en él no hay injusticia”, Salmo 92:10-15
Busquemos la gracia del evangelio, para que, ungidos
diariamente por el Espíritu Santo, podamos contemplar la gloria de Dios a
nuestro alrededor. Del Espíritu Santo podemos recibir la gracia, la Palabra y
el fruto que puede mantenernos vivos y fructíferos, llenos de su unción. Nunca
disminuirá nuestra fuerza cuando estemos asidos a Cristo y alimentándonos
diariamente de Él.
Nuestro mayor deseo debería ser conectarnos con Dios y
llegar a conocer más profundamente al Espíritu Santo. Es Dios quien trae
avivamiento, un despertar nuevo a nuestra vida cuando tenemos un corazón
dispuesto y arrepentido y un espíritu con hambre y sed de Él. El avivamiento
debe traer cambios radicales en nosotros, el poder morir a todo lo terrenal y
el tener un aumento en nuestro deseo por Cristo y su Palabra.
Nos dará más valentía para compartir el evangelio, llevar
una vida más santa y una genuina alabanza y adoración en nuestra vida. Avivarse
es despertar un anhelo por las cosas de Dios. Es cambiar nuestro foco de
atención por las cosas del mundo o por nosotros mismos y colocarlo en hacer lo
que Dios quiere. Las prioridades cambian y le damos más importancia a
profundizar en el estudio de la Palabra de Dios. El avivamiento trae una nueva
unción y un aire fresco a los fundamentos de nuestra fe. La oración se
transforma en una pasión y la adoración se vuelve una necesidad.
¿Tenemos el anhelo ardiente de que Dios se mueva en nuestra
vida y que nuestros deseos por buscar a Dios sean renovados? Pidamos a Dios que
vuelva a incendiar nuestro corazón, que tengamos hambre espiritual que nos
lleve a plantarnos en su presencia y a vivir en comunión. El vigor, la
longevidad, la utilidad, la fragancia y hermosura de los árboles que describe
el salmo representan la vida, el carácter y el destino de los creyentes que
permanecen en Dios. Oración.
"Señor Jesús, aviva mi corazón, enciende la llama de tu
Espíritu, dame nuevas fuerzas como las del búfalo y renuévame interiormente
para experimentar una unción fresca que me haga amar estar en tu presencia,
conocer más tu Palabra y hablar de ti con más valentía. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
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