LA ORACIÓN EL CENTRO DE NUESTRA VIDA
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz
y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”, Apocalipsis
3:20
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los
gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.”, Mateo 6:6-7
Dios no quiere que nuestra oración sea el último recurso
para superar las situaciones difíciles después de haber agotado otros medios y
recursos. La verdad es que Él quiere que la oración sea el centro de nuestra
vida, la primera expresión cuando abrimos nuestros ojos en la mañana, el primer
lugar a donde vamos cuando estamos en necesidad, el refugio cuando nos sentimos
agobiados y solos. Él quiere oír de nosotros todo el día, todos los días, en
todos los tiempos y momentos; en tristeza, en alegría, en escasez, en
abundancia, en éxito y derrota, porque quiere demostrar su amor en todas las
facetas de nuestra vida.
La oración es la herramienta que Jesús nos dio para crecer
en nuestro caminar con Dios, para permanecer en comunicación. Debe volverse una
necesidad en nuestra alma. Una de las razones para que la oración se vuelva un
último recurso, es que tenemos una perspectiva equivocada de Dios. Pensamos que
Él tiene un interés distante de nosotros, lo cual es errado pues el anhelo de
nuestro Padre es estar en comunión con nosotros, somos el objeto de su amor y
está más interesado en nuestras vidas de lo que nos imaginamos.
La oración la hemos definido como comunicación con Dios.
Cuando tenemos un amigo, hablamos con esa persona todo el tiempo, esté cerca o
lejos, compartimos muchas cosas de nuestra vida con él. Dios también quiere lo
mismo, una comunicación íntima y personal. Desea que constantemente le
expresemos los deseos de nuestro corazón, que lloremos y riamos con Él.
Todos los días nos espera para que tengamos un tiempo íntimo
de comunión y nos refugiemos en su presencia para hacer más llevadera nuestra
vida. Salmo 62:8 “Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de
él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio”.
Podemos mejorar nuestra relación personal con Dios a través
de la comunicación directa e individual, Él promete recompensarnos y
bendecirnos cuando aprendemos a estar en su presencia. No digamos entonces vana
palabrería o repitamos oraciones aprendidas, seamos auténticos y expresemos
sinceramente lo que hay en nuestro interior.
Los paganos creen que serán escuchados por las muchas
palabras, pero son repeticiones vacías. Nuestras peticiones deben ser sinceras.
Él responderá con amor y fidelidad. Dios nunca se cansa de escuchar nuestra
oración. El secreto para construir una vida de oración es privacidad,
sinceridad y persistencia. Oración.
"Señor Jesucristo, gracias por enseñarnos a orar,
permite que no sea una carga sino un deleite, que cada día y en cada situación
puedas oír mi voz y pueda expresarte todo lo que siento, pienso y anhelo, para
que así me des tu dirección. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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