REMONTARNOS A LA PRESENCIA DE DIOS
“El da esfuerzo al
cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán”, Isaías 40:29-31
En este pasaje encontramos una ilustración que nos imparte
el Espíritu Santo a través de la figura del águila, mostrándonos el impulso del
hombre de llegar a Dios y el anhelo de remontarse hasta la presencia de Dios.
Las águilas no fueron creadas para solamente dar aletazos sino para remontarse
a grandes alturas y para ser libres, ellas aprenden a volar sin esfuerzo porque
esperan el viento en una roca, para probar las corrientes de aire y cuando son
favorables se remontan.
Este secreto del águila es el mismo que nos dice la Palabra
“los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas”. Un cristiano debería volar
sin esfuerzos cuando aprende a esperar y a caminar en la plenitud del Espíritu
de Dios, viviendo una vida sobrenatural, una vida de fe, donde no mira las
circunstancias terrenales, sino que visualiza a Dios en las alturas.
Hemos sido llamados a participar de la naturaleza divina,
para vivir en una atmósfera santa, lejos de la contaminación del mundo. ¿Cuánto
conocimiento tenemos del mover del Espíritu de Dios? Percibir al Espíritu Santo
es más que un sentimiento subjetivo, es llenar nuestra mente de las cosas del
Espíritu y caminar en rectitud obedeciendo la Palabra de Dios para conocer y
hacer su voluntad. Si no permitimos que la Palabra de Dios gobierne nuestra
vida entonces nos gobernará el pecado y no podremos remontarnos a la presencia
de Dios; sería solo un batir de alas.
Un águila en cautiverio es un ave sin todo su potencial,
igualmente el cristiano cautivo en el pecado, sin libertad en el Espíritu, vive
una vida en derrota e inmundicia. Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la
libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo
de esclavitud.”
Los que esperan en Dios tendrán nuevas fuerzas físicas y
espirituales. Este poder proviene de la fe. Por muy fuertes que seamos hay
momentos que nos podemos cansar por las dificultades de la vida, ahí es donde
necesitamos el poder y la fuerza de Dios, que nunca disminuyen, que nunca se
agotan. Él nunca está cansado para escucharnos y ayudarnos. Cuando le clamamos,
Él puede renovar nuestras fuerzas y acrecentar las.
El creyente que en todas las situaciones ora y espera, se
fortalece en el Señor. Oración.
"Señor Jesucristo, gracias por tu obra de gracia en mi
vida, porque la perfeccionará hasta tu regreso. Quiero estar contigo en
humilde dependencia, ayúdame a caminar en el Espíritu para renovar mis fuerzas
cada día y para vivir en la plenitud de tu presencia. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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