EL AMOR DE DIOS ES TOTAL. SEGUNDA PARTE.
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho
más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades,
por los siglos de los siglos. Amén”, Efesios 3:20-21
Fundamentarse en el amor de Dios es también crecer en fe y
confianza en Él. Que la presencia de Cristo en nuestros corazones produzca no
sólo amor, sino la certeza de que su poder vive en nosotros. Es la base para
que nuestra vida cristiana sea edificada y permanezca en pie.
Dios puede hacer por nosotros mucho más de lo que soñamos.
El designio de Dios es que todo el mundo conozca de su amor y su misericordia,
y no podemos hacerlo si no estamos unidos y completos en unión con Cristo,
porque su poder y plenitud solamente están Él, por su Espíritu.
Dios no quiere que pidamos pequeñeces, sino que nuestras oraciones
sean para bendiciones espirituales que no tienen medida material, Dios quiere
colmar a su iglesia con las más ricas y sublimes bendiciones para que esta
pueda ser lo que debe ser: testimonio del inmenso amor de Dios y de su poder.
La presencia del Espíritu Santo en la iglesia la vigoriza,
activa su poder y le infunde nuevas fuerzas. Dios nos fortalece con su caudal
inagotable de poder por medio del Espíritu, que es el vivo Espíritu de Cristo
dentro de nosotros.
Oremos a Dios todo poderoso que todo lo puede. Dios puede
hacer más de lo que podemos llegar a pedir o incluso imaginar, gracias a su
poder que actúa en nosotros. Muchas veces nos resignamos con pedir solamente lo
que creemos que merecemos o sólo necesitamos, pero Dios quiere hacer mucho más.
Por eso debemos soñar en grande y arriesgarnos a pedir grandes cosas para
nuestra vida, nuestra familia, nuestra iglesia, nuestra nación, etc.
Dios anhela que crezcamos en confianza y fe para pedir, para
que no limitemos su poder. Oración.
"Señor, gracias por manifestar tu amor, viniendo a
morar en mi vida con todo tu poder, hazme crecer en confianza y fe para pedir
grandes cosas, ser tan valiente y arriesgado para pedir que obres poderosamente
en mí, en mi familia, en nuestra iglesia y en el mundo entero. Tú eres bueno y
quieres darnos más abundantemente de lo que pedimos, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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