PROCEDER CON TEMOR, VERDAD Y CORAZÓN ÍNTEGRO
Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía
al
pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el
Dios de sus padres. Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá,
por todos los lugares. Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis porque no
juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros
cuando juzgáis. Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que
hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de
personas, ni admisión de cohecho. Puso también Josafat en Jerusalén a algunos
de los levitas y sacerdotes, y de los padres de familias de Israel, para el
juicio de Jehová y para las causas. Y volvieron a Jerusalén. Y les mandó
diciendo: Procederéis asimismo con temor de Jehová, con verdad, y con corazón
íntegro. 2 Crónicas 19:4-9
Josafat fue un rey que se identificó con su pueblo, por eso
habitó entre ellos y cumplió con su labor de pastor. Recorrió todo el
territorio, salía a dar vueltas y a rodearlos, mostrando confianza y poder. Iba
a cada una de las personas para conocer sus necesidades y al mismo tiempo
cuidaba y protegía a su pueblo de cualquier ataque enemigo.
Josafat se destacó por hacer una reforma significativa y
profunda en lo espiritual y administrativa durante su reinado. Cuando fue
confrontado por el profeta Jehú, quién le mostró su falta de amor para Dios y
su falta de valores, al ayudar a los enemigos del reino, Josafat tomó en serio
el mensaje del Señor, se arrepintió y dispuso su corazón para buscar a Dios y
llevó a cabo una reforma para que su pueblo también se volviera a Dios. Colocó
jueces que le ayudaran a ministrar, pidiéndoles proceder con temor, verdad, con
un corazón íntegro y continuó guiando al pueblo en los caminos de Dios.
Que diferente sería nuestra realidad si nuestros gobernantes
atendieran la voz del Señor e instruyeran a sus colaboradores a hacer las cosas
en su temor como lo pidió Josafat: “Sea pues con vosotros el temor de Jehová”.
Cuántas bendiciones vendrían sobre nosotros, ya que una administración amparada
bajo el temor de Dios, traería equidad y paz a cada nación.
Tendremos buenos gobiernos cuando los gobernantes vuelvan su
mirada a Dios, cumplan con su labor de pastores, cuando su trabajo sea una
entrega genuina al servicio de Dios, sigan su consejo y administren con
justicia y sin acepción de personas.
Como creyentes nuestra tarea es orar permanentemente por los
que nos gobiernan, para que Dios derrame sabiduría en sus corazones y trabajen
pensando en el bienestar de su pueblo. Un gobernante debe ser un pastor que se
interese por el pueblo que Dios ha colocado en sus manos.
Sigamos el consejo de Pablo en 1 Timoteo 2:1-2 Exhorto, ante
todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias,
por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia,
para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
La historia nos ha dado evidencia de que Dios puede
transformar un país que le ora y le clama de todo corazón. Oración.
Amado Dios, oro a ti en este día por mi nación, por los
gobernantes y los que están en puestos de eminencia, para que toques sus
corazones con tu Palabra, les des sabiduría para dirigir y gobernar con
justicia y equidad las necesidades de nuestro pueblo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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