Romanos.1.11, 12 Pablo oraba por tener la oportunidad de
visitar a estos cristianos a fin de animarlos en cuanto a sus dones y fe, y que
ellos a su vez lo animaran a él. Como misionero de Dios, les ayudó a comprender
el significado de las buenas nuevas de Jesús. Como pueblo santo de Dios, ellos
podrían brindarle compañerismo y bienestar. Cuando los cristianos se reúnen,
cada uno debiera dar y recibir. Nuestra fe en común nos da un lenguaje y
propósito comunes para animarnos unos a otros.
1.13 Al final de su tercer viaje misionero, Pablo visitó
Siria, Galacia, Asia, Macedonia y Acaya. A las iglesias de estas regiones se
les llamaba gentiles debido a que estaban compuestas mayormente de gentiles.
1.14 Con "a griegos y a no griegos", Pablo se
refiere a todos los de la cultura griega y a los que no son de esta cultura.
"A sabios y a no sabios" se refiere a las personas educadas y a las
analfabetas. ¿Cuál era la deuda de Pablo? Después de su experiencia con Cristo
en el camino a Damasco (Hechos 9), consumió toda su vida en predicar las buenas
nuevas de salvación. Su deuda era con Cristo por ser su Salvador y debía
pagarla a todo el mundo. Pagó su deuda proclamando la salvación que hay en
Cristo para todos, sean gentiles o judíos, sin importar barreras culturales, sociales,
raciales ni económicas. Tenemos la misma deuda con Cristo porque El recibió el
castigo reservado para nosotros, por el pecado. A pesar de que es imposible
pagarle a Cristo por todo lo que ha hecho, podemos demostrar nuestra gratitud
al dar amor a otros.
1.16 Pablo no se avergonzaba porque su mensaje era el mensaje
de Cristo, las buenas nuevas. Era un mensaje de salvación, poderoso para
cambiar vidas y para todos. Cuando se sienta tentado a avergonzarse, recuerde
que las buenas nuevas se refieren a todo esto. Si se centra en Dios y en lo que
hace en el mundo, antes que en sus limitaciones, su vergüenza pronto
desaparecerá.
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