El gozo que nos aguarda
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas.
Santiago 1:2
El gozo que sentimos en nuestras pruebas puede ser uno de los
mayores gozos que experimentemos. Como una de las principales razones de que
Dios envíe pruebas a nuestra vida es para probar la autenticidad de nuestra fe,
¿qué mejor ocasión para tener gozo que en una experiencia de sufrimiento que ha
probado la realidad de nuestra salvación? Una seguridad fortalecida de nuestra
salvación y de la confianza de que Dios cuida de nosotros, como se manifiesta
en la realidad de que nuestro sufrimiento no pudo quebrantar nuestra fe ni
separarnos de su amor, es causa de la mayor felicidad.
El verdadero gozo no es una emoción efímera y superficial. El
gozo genuino resulta de factores mucho más profundos que de las circunstancias
que brindan felicidad superficial. Si está atravesando las circunstancias
negativas de la vida, andando a duras penas en la duda y el desaliento, ha
olvidado que el verdadero gozo radica en la confianza de que su vida está
escondida con Cristo en Dios. En la providencia de Dios, ese gozo y esa
seguridad pueden ser más fuertes durante una prueba. Pruebas bienaventuradas
Tenemos por bienaventurados a los que sufren.
Santiago 5:11
Santiago terminó su disertación acerca de las pruebas diciend
"Bienaventurado el varón que soporta la tentación [las pruebas]"
(1:12). Las personas que soportan con éxito las pruebas y vencen la tentación
son realmente felices. Santiago no dice que la felicidad es la libertad de las
pruebas, sino la victoria sobre ellas. Hay una gran diferencia. No es el gozo
superficial del espectador que nunca estuvo en el conflicto; es la alegría del
participante que luchó y ganó. ¿Es su experiencia como la del primero o la del
segundo?
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