Las Saetas Que Destruyen La Vida
En la Biblia aparece que debemos tomar el escudo de la fe
para que podamos apagar todo dardo de fuego del maligno. La fe actúa como
un escudo frente a los dardos y armas envenenadas que el enemigo arroja en
contra de la vida del creyente.
En la antigüedad los dardos, las flechas, las lanzas y
jabalinas eran armas que podían neutralizar al enemigo, en los ejércitos
antiguos estas armas tenían un gran valor ya que permitían anular al oponente
sin exponerse a un acercamiento físico.
Por esto el apóstol Pablo nos hace la recomendación de
protegernos de estas armas, que, aunque son disparadas de lejos son peligrosas
y dañinas.
El Arma de la Carne. El enemigo atacará al creyente, por medio
de la carne, traducido es por medio de las pasiones, deseos, sensualidad. Al
caer en estos deseos continuos, abre la puerta al pecado y esto hace que se
rompa la relación del creyente con Dios.
Un Rey en la antigüedad quería destruir al pueblo de Israel,
pero no podía, porque Dios le protegía, así que envió a buscar a un profeta
llamado Balaán y por dinero quería que maldijese al pueblo, pero Jehová no
permitió que este profeta maldijese a Israel, en cambio hizo que le enviara una
bendición. Sin embargo, el profeta en su corazón amaba el dinero y le dio una
estrategia al rey para que la utilizara con el pueblo de Israel. El profeta Balaán
le recomendó al rey que utilizara mujeres para seducir al pueblo de Dios y
luego apartaron de la adoración a Jehová y hacerlos que adorasen otros sus
dioses. La estrategia fue utilizada y por esta causa mucha gente murió.
La misma estrategia es usada hoy en día, las pasiones
juveniles hacen caer a los creyentes y como resultado caen en la trampa, el
resultado son enfermedades sexuales contraídas como el sida, traiciones,
matrimonios rotos, traición, hijos sin sus padres, divorcio, separación de la
fe, vidas destruidas, sueños rotos, propósitos no alcanzados. La flecha de la
sensualidad, las pasiones desordenadas, la inmoralidad te puede destruir. Para
esto el apóstol Pablo recomienda, vuelve a tu fe, toma el escudo de la fe, y
apaga esos dardos encendidos que vienen para llevarte a tu propia destrucción,
busca a Jesucristo y refuerza tu relación con él.
Proverbios 23:27;
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