Sembrar sin cuestionar
“Pero
llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que
eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;
por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo
que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías
que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías
haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es
mío con los intereses.” Mateo 25:24-27
En muchas
ocasiones cuestionamos el lugar, los medios y las personas a quienes
compartirles el evangelio de salvación; entramos en razonamientos lógicos o en
sentimientos aflorados que nos llevan a no cumplir con el mandato de nuestro
Señor, cuando en realidad a lo que le debemos prestar atención y ser sensibles
es a la voz y dirección del Espíritu Santo.
La palabra
de Dios nos enseña que el Espíritu Santo es quien convence a las personas de
pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:7-8); y que es Dios quien da el
crecimiento en cada una de ellas, como dice la Escritura “Así que ni el que
planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.” (1
Corintios 3:7). Por lo que, nuestra tarea y nuestro pensar debe ser siempre el
estar dispuestos y listos para compartir de Cristo, como nos lo anima el
Espíritu de Dios en Efesios 6:15 “y calzados los pies con el apresto del
evangelio de la paz.”
Nosotros
somos siervos de Dios, por lo que trabajamos por Él y para Él, es decir, por su
gracia y para su gloria, pues es Dios quien nos ha capacitado y nos ha enviado;
y por esto mismo es que no debemos cuestionar su voluntad, pues como nos dice
la porción bíblica de hoy, nuestro Señor siega donde no siembra y recoge donde
no ha esparcido. Así que el llamado es a ser diligentes y obedientes a la gran
comisión para que, al regreso del Señor, podamos decir como el siervo fiel
“Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco
talentos sobre ellos.” (Mateo 25:20b), y asimismo podamos escuchar: “Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor.” (Mateo 25:21b). Oración.
«Señor, es
un privilegio ser llamado tu hijo, pero es mayor privilegio ser llamado tu
siervo; entender que un Dios soberano, poderoso y grande como solo eres tú,
habite y se manifieste a través de un ser humano débil y lleno de fallas, es
algo que llena de amor, gozo y esperanza. Sé que a veces te fallo, pero he
entendido que es tu gracia la que me levanta y me sostiene. Ruego poder
conocerte cada día más para así darte a conocer a los demás. En el nombre de
Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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