Haced morir
lo terrenal
“Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales
la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros
también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad
también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas de vuestra boca.” Colosenses 3:5-8
Imaginemos
que queremos salvar a alguien de ahogarse en aguas profundas y nosotros en la
orilla le pasamos una cuerda para que él se agarre y podamos halarlo; pero el
hombre tiene una carga pesada, una maleta con sus recuerdos, joyas y tesoros
terrenales conseguidos con mucho esfuerzo. Se aferra a la cuerda, pero no
quiere soltar la carga, entonces se empieza a hundir ¿Qué le diríamos? ¡Suelta
la carga!
Esto mismo
sucede con el Señor Jesús, cuando nos da su mano de gracia para rescatarnos del
pecado que nos quiere llevar al dolor, a ahogarnos en problemas y a perder el
propósito que debemos cumplir en esta vida. Nuestra parte consiste entonces en
soltar la carga, haciendo morir lo terrenal en nosotros al ser guiados por su
Espíritu y no por la carga pesada que representa nuestro viejo hombre.
Y soltar
esta carga ocurre con pequeñas decisiones que tomamos a diario, en una voluntad
renovada y fortalecida por el Espíritu de Dios que habita en nosotros, por
medio de la fe en Jesús, como apartarnos de fornicación, no mentir a nuestros
hermanos (Colosenses 3:9-11; 1 Tesalonicenses 4:3-5), no tomar el camino de la
ira y el enojo, dejar los malos deseos, la avaricia, no practicar la idolatría,
en resumen, no alimentar ni practicar las obras de la carne para vivir ahora en
el Espíritu (Gálatas 5:16-23).
Hermanos, no
es en nuestra fuerza que podemos vencer a la carne, ni con costumbres
religiosas, ni con una falsa piedad, sino con el Espíritu Santo que nos ayuda a
aceptar lo que ahora somos en Cristo y a cumplir la voluntad de Dios, como dice
su Palabra “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el
Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” (Romanos 8:13); y a
vivir revestidos de esta nueva naturaleza “y revestido del nuevo, el cual
conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento
pleno” (Colosenses 3:10). Oración.
«Padre, en
Cristo soy una nueva creación y tu amor ha sido colocado en mí para que ya no
preste mis miembros al pecado, sino que viva conforme al nuevo hombre que soy,
por medio de la fe en la obra de salvación que tu Hijo Jesús realizó en la
cruz, Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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