¿He menospreciado tu llamado? - Parte 2
“Y Jacob
respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.” Génesis 25:31
Si bien es
cierto que lo que hizo Jacob para conseguir la bendición que le correspondía al
primogénito, no fue la correcta, podemos analizar con su ejemplo lo que es
apreciar, tener en alta estima, la bendición de Dios. Jacob conocía cuán
importante era recibir esto de Dios, por eso decidió buscar incansablemente la
bendición de su padre Isaac; pero esto que sucedió era algo que el Señor ya
conocía, pues aún desde antes de que Jacob y Esaú nacieran, se le había
revelado a Rebeca cómo su hijo mayor sería el que serviría al menor (Génesis
25:23).
De Jacob
podemos aprender a valorar aquello que los demás no hacen y, siguiendo nuestro
ejemplo de la misión que Dios nos encomendó, diremos: mientras que alguien
menosprecia su llamado y no le ve importancia o valor a compartir de la obra de
Cristo, personas como tú o como yo sí lo hacemos, vemos su valor; por eso, no
desmayamos ni nos cansamos en predicar las buenas nuevas de Jesús, antes bien,
decimos como Isaías, con gran anhelo y fuerza: «Señor heme aquí, envíame a mí»;
este es un grito que sale de nuestro corazón diciendo: «yo quiero ser tu
instrumento», ¿nadie más quiere ir? ¡yo sí quiero Señor! y como hizo Jacob, no
te soltaré hasta que me bendigas (Génesis 32:26), es decir, no dejaré de
persistir en pedirte que me envíes a mí.
Hermanos,
sigamos el ejemplo de Jacob en cuanto a su persistencia y tenacidad, valoremos
nuestro llamado y digámosle al Señor: «yo acepto con gusto la misión que me has
encomendado». Oración.
«Padre, aquí
estoy disponible en todo momento para ti; acepto tu llamado con gusto y me
dispongo para ir y predicar tu palabra, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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