¡Corro a tu
encuentro!
“Después le
apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su
tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que
estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda
a recibirlos, y se postró en tierra,” Génesis 18:1-2
¿Hemos
corrido al encuentro con Jesús? Abraham sí lo hizo y puedes ver en su
respuesta, al ver al Señor, su gran amor, pues no le importó el calor del día,
solo quería ir al encuentro de Jesús y recibirlo, atenderlo, como lo que Él es,
el Rey. Esto nos hace reflexionar en cuántas excusas hemos puesto al salir a
nuestros encuentros con el Señor, pues hemos dicho: “hay frío, hay calor, hay
sueño, hay mucho trabajo” o simplemente “no hay tiempo”, quizá hasta le hemos
manifestado: “vuelve en otro momento, cuando yo pueda atenderte como te lo
mereces, pero hoy no”. Qué gran diferencia hay entre el recibimiento de Abraham
y el nuestro; mientras que para Abraham el estar con Dios era una prioridad,
para nosotros es una alternativa.
Este no es
el único ejemplo que la biblia nos muestra, en el que hombres de fe salen
corriendo al encuentro con Jesús; Pedro lo hizo, cuando Juan manifestó que
Jesús era quien se les estaba apareciendo a ellos en el mar de Tiberias; este
no dudó en saltar de la barca para llegar nadando a la orilla en donde estaba
el Señor (Juan 21:5-7). Samuel también lo hizo y se levantó, aun cuando estaba
durmiendo, y le dijo a Dios: “Habla, porque tu siervo oye” (1 Samuel 3:10b). En
cada uno de estos encuentros Dios reveló cosas extraordinarias; en el encuentro
con Abraham, Jehová le dio la promesa de que tendría un hijo; en el encuentro
con Pedro, Jesús lo restauró y le dio una misión: cuidar y apacentar sus
ovejas; en el de Samuel se le reveló lo que le acontecería a Israel; y en el
nuestro ¿qué querrá enseñarnos el Señor?, ¿estaremos dispuestos a correr a su
encuentro la próxima vez? Oración.
«Padre,
espérame que voy corriendo a tu encuentro; cuando tú me llames estaré listo y
dispuesto para escucharte hablar, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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