Considerados
como columnas
“y
reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran
considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de
compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la
circuncisión» Gálatas 2:9.
Alrededor
del mundo hemos visto edificaciones asombrosas, de diferentes tamaños y
alturas, todas ellas construidas bajo los más altos estándares de calidad para
garantizar su permanencia a través de los años. Al analizarlas podemos notar
que cada una de ellas tiene algo en común, columnas, pues es necesario que las
tengan ya que son ellas las que soportan y transmiten las cargas del edificio
para que en éste se genere estabilidad, firmeza y resistencia. De igual manera
la palabra de Dios nos muestra que así como una edificación necesita columnas,
la iglesia también debe tenerlas, pero no hablamos de las físicas sino de las espirituales,
pues estas columnas espirituales servirán como soporte para los nuevos miembros
que vayan conformando la edificación de Cristo.
El Señor
Jesús tomó a doce personas para que fueran las columnas de lo que empezaría a
conocerse como iglesia, los capacitó, se puso Él como cimiento para que todo lo
que edificaran sus discípulos, en su Nombre, pudiera permanecer. Sin embargo,
aunque todos fueron llamados a ser columnas verdaderas, podemos ver cómo uno de
ellos (Judas Iscariote) prefirió ser una columna, pero falsa, y como dicen las
Escrituras, cuando una casa o edificación no tiene a Cristo como cimiento, cae,
y por eso es grande su ruina.
A través de
estos siguientes devocionales meditaremos sobre qué tipo de columna estamos
dispuestos a seguir siendo en nuestra casa, trabajo y aún en la iglesia,
¿columnas falsas?, o ¿columnas verdaderas?
Oración.
«Padre,
gracias te doy porque me has dado de tu gracia y me has puesto como columna
para que ayude a mis hermanos y juntos llevemos las cargas que diariamente nos
asedian. Perdóname si no lo he estado haciendo, pero hoy quiero enmendar mi
error y ser una verdadera columna para aquel que necesita ayuda y ya no tiene
fuerzas. Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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