El poder de la resurrección
A fin de conocerle, y el poder de su resurrección.
Filipenses 3:10
La resurrección de Jesucristo mostró gráficamente la
extensión de su poder. Ese es el poder que el apóstol Pablo quería experimentar
porque comprendía que no podía vencer al pecado con sus propias fuerzas.
El poder de la resurrección de Cristo resuelve el pecado en
nuestra salvación. Experimentamos el poder de su resurrección en la salvación.
Somos sepultados con Cristo en su muerte, y resucitamos con Él para que
"andemos en vida nueva" (Ro. 6:4).
Pero para derrotar al pecado cada día, necesitamos que el poder
de su resurrección sea nuestro recurso. Necesitamos su fortaleza para servirle
fielmente, para vencer la tentación, para triunfar en las pruebas y para dar
testimonio con valor. Solo cuando establezcamos nuestra relación con Cristo y
recibamos su fortaleza tendremos la victoria sobre el pecado en esta vida.
Abundante consolación
De la manera que abundan en nosotros las aflicciones de
Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
2 Corintios 1:5
Cuando sufrimos, Cristo está con nosotros para consolarnos en
nuestra angustia. El grado hasta el cual ha experimentado el mismo sufrimiento,
y aun más, es la razón de que pueda consolarnos.
La prueba de su carácter es su reacción ante los tiempos más
severos de sufrimiento y persecución. Cuando el sufrimiento se vuelve demasiado
intenso, lo más fácil es enojarse y culpar a Dios. Cuando la persecución se
vuelve demasiado severa, lo más fácil es transigir en la fe. El reaccionar de
cualquiera de esas formas hará que usted se pierda la más abundante comunión
que puede tener. Es que los momentos más profundos de comunión espiritual con
el Cristo vivo son resultado directo del intenso sufrimiento.
El sufrimiento siempre nos lleva a Cristo porque encontramos
en Él a nuestro misericordioso Sumo Sacerdote que se compadece "de
nuestras debilidades" (He. 4:15) y que "es poderoso para socorrer a
los que son tentados" (2:18). Así que considere sus sufrimientos como
oportunidades de ser bendecido por Cristo mientras halla consuelo en su
comunión.
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