¡Quítate esa capa de encima Bartimeo!
En la época de Jesús se identificaba a ciertas personas por
las ropas que vestían. Las que llevaban los fariseos decían: “Soy religioso”,
las de los soldados romanos: “Soy poderoso” y las de los mendigos: “Soy un
desposeído y un marginado”.
Cuando el ciego Bartimeo oyó la voz de Jesús, saltó, tiró la
capa, se dirigió hacia el Maestro y recibió un par de ojos nuevos, una nueva
identidad y un futuro nuevo (Ver Marcos 10:46-52).
Probablemente otros habían elegido la ropa que Bartimeo
llevaba. Y hasta es posible que se la hubieran puesto. Pero aquel día dijo: “No
tengo que llevar esta ropa nunca más.” Ni tú tampoco tienes que hacerlo; Cristo
puede cambiar tu autoestima, tu apariencia y hasta tus lazos con el pasado.
Escucha: “…si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Pero no te puedes
quedar ahí sentado, sin hacer nada. ¡Tienes que moverte! En el momento en que
Bartimeo oyó la voz de Jesús, “arrojando su capa, se levantó y vino…”.
(a) No se sentó a la orilla mientras la respuesta a su
problema le pasaba de lado.
(b) Estaba demasiado desesperado como para quedarse allí,
sin visión ni provisión.
(c) Las críticas no le pudieron callar y así perder su día
de gracia. No, pidió ayuda gritando, arrojó su orgullo, se levantó y corrió a
Jesús. Al hacerlo, todo cambió para bien… ¡todo! Y Él cambiará tu vida también,
si vienes a Él hoy.
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