Gálatas 5:16-18
Así que les digo: vivan por el Espíritu, y no seguirán los
deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo contrario al Espíritu,
y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de
modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren. Pero si los guía el Espíritu,
no están bajo la ley.
A mucha gente le gusta decir que la biblia está mal porque
toma posiciones absolutas. Esto quiere decir que no existe un intermedio o una
mezcla de una extremo con el otro. Por el contrario, como humanos, tratamos
constantemente de querer acomodar nuestros pensamientos y deseos a los de Dios
y tratamos de que coexistan. De hecho, podemos ver que, dentro de la naturaleza
pecaminosa, transformamos la verdad por mentira, la luz por tinieblas y a lo
malo lo llamamos bueno (Isaías 5:20). Nuestro orgullo nos confunde. Nuestras
pasiones nos quitan la claridad y nuestros deseos nos encadenan. El pasaje de
hoy nos enseña que no podemos llevar una doble vida. No podemos acomodar o
mezclar los principios de Dios con aquellos de la carne. Son agua y aceite. De
hecho, son mutuamente excluyentes. Pero a nosotros nos gusta pensar distinto.
Seamos honestos. Queremos seguir arrastrando nuestra manera de vivir y de
pensar. Pensamos que no estamos tan mal. Pensamos que sabemos más que Dios y en
nuestra mente logramos convencernos. El Espíritu desea lo contrario a la carne
y viceversa. No hay punto medio. No podemos hacer nada al respecto. No es que
sea exagerado. Simplemente así lo dice Jehová.
Ahora, ¿de qué te sirve entender y vivir bajo este
principio? Piensa en esto: si alguien te ha causado un mal, ¿Es mejor guardarle
rencor y buscar venganza o pedir al Señor porque ponga perdón en tu corazón y
poder tener paz? Si ahora estás tranquilo y nadie te ha hecho nada, fácilmente
optarás por la segunda opción. Pero espera al momento en que te lastimen y
verás con qué facilidad los deseos de venganza surgen y con qué poco ánimo
quieres perdonar. La diferencia entre una opción y la otra no son fáciles de
detectar en cuanto a sus consecuencias pues son meramente internas. Solamente
tú podrás experimentar la paz que trae el Espíritu Santo a tu vida al pedir que
te llene de perdón y quite los deseos de venganza de tu vida versus mantener en
tu interior todas esas raíces de enojo, odio y corajes. ¿Alguna vez te has dado
cuenta de cómo la furia te consume por dentro? ¿Has notado cómo tomas
decisiones incorrectas por dejar que tus impulsos tomen control? Dios te ama.
Quiere que tu vida sea llena de bendiciones y quiere prevenirte de aquello que
te destruye. Por esta razón nos enseña lo que es seguir a la carne contra
seguir a Su Espíritu. ¡Es por nuestro propio bien! Hay cantidad de novelas que
narran sobre los conflictos entre familias e incluso países porque nunca
lograron perdonarse. Los años pasaron y con ellos varias generaciones. Sin
embargo, el odio, el rencor y el deseo de venganza siempre se cultivó y mantuvo
firme. ¿Qué se logró? Pura destrucción. No tenemos que seguir con nuestra
necedad. No tenemos que seguir siendo tercos y cabeza dura. Hoy podemos elegir
distinto. Hoy puedes elegir vivir para Dios, vivir por el Espíritu y no por la
carne. Es una decisión individual. Medita en tu vida y lo que hay en tu
corazón. Pide a Dios que te muestre lo que hay en él y toma la decisión de
cambiar y comenzar a vivir por el Espíritu. Tú serás el primero en ser
bendecido pero también llevarás bendición a los que te rodean.
Oración
Padre: alabado seas. Gracias por darle sentido a mi vida.
Gracias por enseñarme que tu camino edifica mientras que mi naturaleza
pecaminosa destruye. Quiero aprender a morir a mi mismo para que Tú reines.
Guíame Señor conforme a tu voluntad. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén
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