La Mujer del flujo de Sangre
la-mujer-del-flujo-de-sangre2 Cosas que le ocurrieron a la
mujer del flujo de Sangre
“…CUANDO OYÓ HABLAR DE JESÚS SE ACERCÓ POR DETRÁS ENTRE LA
MULTITUD…” (Marcos 5:27)
No conocemos su nombre, pero sabemos que había estado
sangrando durante doce años, había sufrido mucho a manos de todo tipo de
médicos, había gastado todo lo que tenía, y le iba aun peor (Ver los versículos
25 y 26).
Aquello que la cultura occidental llama discretamente
“condición femenina” había devastado la vida de esta mujer. En cuanto a la
sexualidad, no podía tocar a su marido. En cuanto a la maternidad, no podía
tener hijos. En cuanto a las labores domésticas, todo lo que tocaba se
consideraba impuro. En cuanto a lo espiritual, no podía entrar en el Templo.
Ahora, físicamente agotada y socialmente aislada, piensa: Si solamente puedo
tocar a Jesús, seré sanada.
Pero primero tuvo que abrirse camino entre la multitud que
la separaba de Él. ¡Y tú también tendrás que hacerlo! A aquellos que te digan
que el tiempo de los milagros ha pasado tendrás que decir: “No hay un tiempo de
los milagros, sólo existe el Dios de milagros y Él nunca cambia”. A aquellos
que te dicen:
“Hay demasiados hipócritas en la iglesia”, tendrás que
responder: “No fijo mis ojos en los cristianos, los fijo en Cristo (Ver Hebreos
12:2). Las personas me pueden fallar, pero Él nunca lo hará”. La multitud tiene
sus razones, pero nadie debe impedir tu acceso a Jesús.
Cuando esta mujer llegó finalmente hasta Jesús, ocurrieron
dos cosas:
(1) Él la sanó. La fe de ella obtuvo la respuesta inmediata
de Jesús – ¡y tu fe la obtendrá también!
(2) Es la única mujer a la cual Él llamó “hija” en las
escrituras (Ver el versículo 34).
¡Imagínate como debió sentirse! Hoy, Jesús está al alcance
de tus oraciones y de tu fe. ¡Así que alcánzale, tócale y sé sanado/a!
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