La importancia de las relaciones positivas
HEBREOS 10.23, 24
El tema de las relaciones positivas está cercano a mi
corazón, porque Dios me ha dado amigos muy buenos. Son las personas que me
desafían a hacer más para el Señor. Mis amigos me aman, ¡pero sin duda no están
contentos con que quede como estoy! Si detectan un pecado en mi vida o ven algo
que podría hacer mejor, me lo dicen.
Pablo daba también una alta prioridad a las relaciones. El
apóstol se rodeó de personas que podían ayudarlo a lograr dos cosas: el
cumplimiento de la misión que Dios le había dado, y su conformidad a la imagen
de Cristo. Mientras Pablo se derramaba en las vidas de otros, él también estaba
siendo edificado y fortalecido por sus hermanos en la fe. Eso, en resumen, es
el plan del Señor para cada uno de sus hijos.
¿Y usted? ¿Tiene ciertas relaciones que le motivan a buscar
a Dios con más fervor? Es muy importante saber a quiénes permitimos que
influyan en nuestras vidas. El Padre celestial prepara a sus otros hijos para
invertirlos en usted, como hermanos suyos en la fe, para animarle, para que
oren por usted, y para que lo estimulen a tener una fe más completa, de modo
que esté preparado para dedicarse a servir a otros. Las buenas relaciones con
personas que se edifican mutuamente puede ayudar a los creyentes a cumplir con
el plan de Dios para sus vidas.
Las mejores relaciones surgen entre personas que se animan
mutuamente en la fe, y por eso “[se estimulan unas otras] al amor y a las
buenas obras” (He 10.24). En otras palabras, nuestros mejores amigos son los
que nos aman a pesar de como somos, pero no dejan de retarnos a mejorar para el
Señor.
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