Exaltación de los pobres
El hermano que es de humilde condición, gloríese en su
exaltación.
Santiago 1:9
El versículo de hoy es una orden de que el cristiano pobre
se regocije. Un cristiano que es económicamente pobre tal vez no tenga nada en
el mundo material de qué regocijarse, pero puede regocijarse en el conocimiento
de que Dios lo está exaltando espiritualmente en su posición delante de Dios.
Pudiera tener hambre, pero tiene el pan de vida. Pudiera tener sed, pero tiene
el agua de vida. Pudiera ser pobre, pero tiene riquezas eternas. Pudiera no
tener un hogar satisfactorio aquí, pero tiene un glorioso hogar en la vida
venidera. En esta vida pudiera tener pruebas, pero Dios las está usando para
perfeccionarlo y exaltarlo espiritualmente.
El cristiano desposeído puede aceptar sus pruebas gracias a
la esperanza de recibir una herencia incorruptible e incontaminada que nunca se
desvanecerá (1 P. 1:4). Las verdaderas riquezas nos pertenecen, de modo que la
pobreza es una prueba de corta duración que puede resistirse cuando miramos
hacia delante a un tiempo glorioso de exaltación. Humillación de los ricos
El que es rico, en su humillación.
Santiago 1:10
Los cristianos que no tienen que pasar por las pruebas de la
vida relacionadas con la pobreza pueden regocijarse en su
"humillación", como señala el versículo de hoy. Cuando las pruebas
que sufren los ayudan a comprender que sus posesiones no pueden dar la
verdadera felicidad ni el contentamiento, entenderán que dependen de las
verdaderas riquezas de la gracia de Dios. El cristiano rico puede regocijarse
cuando sabe que las bendiciones materiales son solo temporales y que las
riquezas espirituales son eternas.
Las pruebas humillan a todos los creyentes al mismo nivel de
dependencia de Dios. El dinero no saca a las personas de sus problemas, aunque
pudiera resolver algunos problemitas económicos. Cuando se pierde a una hija, a
un hijo, a una esposa o a un esposo, no importa cuánto dinero se tenga. Ninguna
cantidad va a sacarlo a uno de semejante prueba.
Seamos pobres o ricos, sufrimos pruebas para que nos ayuden
a reconocer humildemente que nuestros recursos están en Dios.
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