La preexistencia de Cristo
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él
fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Juan 1:1-3
«Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en
los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean
dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y
para él.» Colosenses 1:16
Conocer a Jesús mediante la comunión con el Espíritu Santo
nos permite entender mejor el pasado, pues Cristo existía aun antes de que todo
existiera, pues Él es Eterno como dice Isaías 9:6 “Porque un niño nos es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su
nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”, como
lo declara también el libro de Hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo ayer, y
hoy, y por los siglos”, y como lo deja claro el mismo Señor en Apocalipsis 1:8
“Yo soy el alfa y la omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era
y que ha de venir, el todopoderoso.” Por esto al estudiar la preexistencia de
Cristo podremos tener la visión correcta de la creación y de cómo todo fue
creado por Él y para Él, como está escrito en Juan 1:1-3 y Colosenses 1:16.
Conocer a Cristo y su gran Amor, y saber que Él, el Verbo de
Dios, estaba en el principio creando todas las cosas por medio de Él y para Él,
debe llevarnos a comprender que somos el resultado del amor creador de Dios, y
este conocimiento debe llevarnos a renovar nuestra manera de pensar, derribando
argumentos como: que somos el producto de millones de coincidencias, o del azar
o de la evolución, y más bien esta revelación debe conducirnos a reconocer que
Dios en su Amor decidió formarnos para manifestar su amor en nosotros, y aun
cuando pecamos decidió salvarnos mostrando su amor como dice 1 Juan 4:10 “En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.”
Por lo tanto, pidamos a Dios nos permita comprender esta verdad para ser
testigos de su amor. Oración.
«Padre Dios permíteme por medio de la revelación de tu Santo
Espíritu comprender tu gran amor, ese amor que se ha manifestado a mi vida
gracias a tu amado Hijo Jesús, quien en la cruz me ha mostrado la evidencia de
ese amor y que ahora por medio de la comunión con el Espíritu Santo me lleva a
entender que ha sido un amor eterno, que aun desde el principio estabas
amándome, diciéndomelo por medio de la obra creadora de tu Hijo. Te pido
llévame a ser testigo de ese amor, al conocer a fondo la preexistencia de
Cristo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario