La multiforme gracia de Dios.
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los
otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”, 1 Pedro
4:10
La gracia de Dios se manifiesta de maneras diferentes, la
escritura nos enseña que es multiforme, denotando que se presenta de diversas
maneras. Una de esas maneras son los dones, que vienen como producto de un
favor inmerecido de Dios y no por mérito propio.
Una de esas formas en que se presentan estos dones impulsados
por su gracia, es a través de lo que hacemos normalmente, pero que por su
Espíritu Dios lo hace extraordinario, en Romanos 12:6-8 se nos explica este
hecho: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es
dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio,
en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación;
el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace
misericordia, con alegría”, como podemos leer, otra vez por la gracia de Dios,
tenemos diferentes dones como profecía, que se refiere a interpretar de manera
correcta la escritura en el contexto actual y futuro, el don de servicio, el de
enseñar y otros tantos dones que tienen algo en común: el Espíritu los hace
dones extraordinarios y poderosos en Cristo Jesús con el propósito de edificar
a la iglesia, de alcanzar a los perdidos y de derrumbar toda mentira que se
levanta en contra del conocimiento de Cristo.
Otra clave de estos dones es que no son para nosotros mismos,
sino para servir a los demás, para usarlos con el objetivo de bendecir a otros
y lo más importante es que son para glorificar a Dios y deben, por lo tanto,
estar alineados o en obediencia a la Palabra de Dios, como continúa el
versículo de hoy: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si
alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea
Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por
los siglos de los siglos.”, (1 Pedro 4:11).
Oración.
«Padre cuánta gracia me has dado para que pueda estar
preparado en todo para toda buena obra y que por medio de lo que hago, lleno
del Espíritu, muchos sean consolados, sanados y salvados, al creer en Jesús,
pues lo están percibiendo a través de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
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