Respondiendo
al llamado - Parte 3
“Padre, si
quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
Lucas 22:42
Si el
ejemplo de María nos sirvió para entender que esa es la manera en la que
debemos estar dispuestos a recibir y aceptar nuestro llamado, sin duda alguna
con la vida de nuestro Señor Jesús lo comprenderemos mucho más. En el evangelio
de Lucas podemos ver a Jesús en su condición humana, reconociendo su angustia y
tristeza ante el llamado que Dios le ha hecho (ir a la cruz para que nuestros
pecados fueran imputados sobre Él); y al hacer esto se produciría una
separación en la relación suya con el Padre. Por lo que, al verlo en esa
condición nos resulta más fácil identificarnos con Él, pues ¿cuántas veces
nuestras emociones quieren dominarnos e impulsarnos a no cumplir con el
propósito que Dios nos ha encomendado? Diríamos que muchas veces, pero cuando
ponemos nuestra mirada en Jesús vemos cómo nos enseña a través de su vida, que
aun nuestras emociones, pensamientos y voluntad pueden ser sujetas a la
voluntad de Dios; y esto gracias al poder del Espíritu Santo, quien vive y mora
en nosotros. Esa sujeción es la que nos conducirá, a cada uno de nosotros, a
cumplir con el propósito que Dios nos ha dado, así como lo hizo Jesús.
En Cristo
vemos la disposición de querer y hacer la voluntad de su Padre; el querer,
cuando pide se haga la voluntad de Dios en su vida; y el hacer, cuando se
levanta y camina a enfrentar su llamado, la cruz. De igual manera debemos hacer
nosotros.
Basta ya de
excusarnos y de continuar poniendo nuestra mirada en aquello que no sea Jesús;
sigamos su ejemplo, oremos, levantémonos, digamos sí al llamado que Dios nos
hace, pero, sobre todo, actuemos. Oración
«Padre, tu
Hijo Jesús es mi mayor ejemplo de obediencia y mi meta es vivir cada día como
Él lo hizo en la tierra, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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