Idolatría pura. Parte 1
“Profesando
ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en
semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de
reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las
concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios
cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando
culto a las criaturas antes que, al Creador, el cual es bendito por los siglos.
Amén.” Romanos 1:22-25
No
necesitamos postrarnos, rendir culto ni veneración a una imagen ni ídolo,
porque tenemos un Dios vivo con el cual hablamos cara a cara; gracias a que el
Señor Jesucristo rompió el velo que nos separaba del lugar santísimo, ahora,
por su sangre, podemos entrar a la presencia de Dios (Hebreos 9:3, Mateo
27:51).
Este ídolo
puede ser una representación de algún santo, de la madre de nuestro Señor, del
mismo Jesucristo o de Dios; aun así, no debemos colocar nuestra confianza en
estas representaciones ni dirigir nuestras oraciones a sus imágenes, como si
estas figuras tuvieran atributos que solo el Dios vivo y verdadero tiene:
omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia.
De la misma
manera, no debemos rendirles culto a estas estatuas de madera o yeso, imágenes,
escapularios o cualquier objeto, porque solo Dios puede escuchar nuestras
oraciones, solo Él está en todo lugar, lo sabe todo, lo puede todo.
Dios designó
un solo mediador, un solo intermediario y está escrito, es únicamente
Jesucristo (1 Timoteo 2:5). Lo correcto es dirigir nuestras oraciones a Dios
por medio de Cristo, en la comunión de su Espíritu (Judas 1:20-21, 2 Corintios
13:14, Juan 14:13-14, Mateo 3:16-17) y orar como nos enseñó nuestro Señor
Jesús, en intimidad con nuestro Padre (Mateo 6:6).
Reflexionemos
en qué cosas estamos colocando nuestra confianza si solo hay un Dios verdadero
y vivo, a quien podemos ir por medio de Cristo. Oración.
«Padre, me
postro ante tu presencia verdadera, real y personal con toda libertad, sabiendo
que Cristo me abrió un camino al trono de tu gracia para alcanzar misericordia
y hallar gracia para el oportuno socorro. Gracias Padre, en el nombre de Jesús,
amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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