Vivamos el
mensaje del Evangelio
«La ley de
Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que
hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el
corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de
Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad,
todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y
dulces más que miel, y que la que destila del panal» Salmo 19:7-10.
«Pero sed
hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste
es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él
se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira
atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no
siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en
lo que hace.» Santiago 1:22-25.
Estos pasajes
nos deben llevar a reflexionar si estamos viviendo el mensaje del evangelio o
somos simples oidores, engañándonos a nosotros mismos, ya que debemos actuar de
forma consecuente cuando escuchamos la palabra de Dios. No somos cristianos
solo por oír, sino cuando lo que oímos se transforma en acciones.
Cuando nos
exponemos a la verdad de la palabra, esta revela lo que somos y cómo deberíamos
de ser; pero si solo escuchamos y no actuamos, de nada sirve. La palabra es
como un espejo que nos muestra la corrupción de nuestra naturaleza y el estado
de nuestro corazón, nos habla claramente de cada aspecto de nuestra vida, nos
muestra nuestro pecado, nos lleva al arrepentimiento, convierte nuestra alma y
nos hace sabios para obrar, porque lo que produce bendición no es el oír la
palabra, sino el obedecerla.
El simple
conocimiento no basta, porque quien piensa que conocer la Biblia convierte a
alguien en piadoso, se engaña a sí mismo; es creyente quien la conoce para
recibir la revelación de nuestro Salvador Jesucristo, creer en Él y obedecerle.
Los
verdaderos creyentes se identifican por una vida renovada por la palabra. Para
esto, tenemos que abrir nuestros oídos espirituales y permitirle al Espíritu
Santo que nos dé sabiduría para aplicarla a nuestra vida. La salvación no viene
de utilizar métodos humanos, sino de ser humildes y mansos, aceptando la
palabra implantada que Dios ha hecho que se arraigue en nuestro corazón al
recibir a Jesucristo. Oración.
«Señor
gracias por tu palabra, la cual es la verdad que transformó mi corazón y
convirtió mi alma cuando creí, por medio de ella, en mi Salvador y Señor
Jesucristo. Ayúdame a escucharla, aplicarla, vivirla con sabiduría, para poder
obedecerla en cada aspecto de mi vida, solo así seré bienaventurado en todo lo
que haga. En el nombre de Jesús, Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.