Dios es fiel y su Palabra inconmovible
“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed
sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo
sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes
teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo,
sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito
está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin
acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo
el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra
vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de
un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la
fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de
vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y
le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo
purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la
hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece
para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.”,
1 Pedro 1:13–25
Vivimos en tiempos peligrosos dice la Biblia en 2 Timoteo
3:1, nada es seguro ni perdurable, el futuro del planeta produce pesimismo
hasta en los mismos creyentes. En una era como ésta, sólo una cosa tiene
garantía de ser inconmovible, la Palabra de Dios, y esto debe llenarnos de
esperanza porque sabemos que Jesús dijo en Mateo 24:25 «El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán». Cuando el mundo a nuestro alrededor se
esté desintegrando podemos mantenernos firmes en la Palabra de Dios. Por eso es
tan importante edificar nuestra vida sobre las constantes verdades de la Biblia
y disponernos a llevar una vida santa.
Dios es la fuente de la santidad, es Santo en su esencia y
quiere que seamos participantes de esa santidad, siendo como Él. Quizá es una
demanda difícil para nosotros. Sabemos que no podemos llegar a ser santos por
nuestros propios esfuerzos, necesitamos ser santificados por Dios, quien no
sólo da el mandamiento de ser santos, sino que está dispuesto a dar el poder
por medio de su Santo Espíritu, quien también nos ayuda a ser obedientes y a
vencer el pecado.
El inminente regreso de Cristo debe ser una motivación a
vivir para Él. Eso significa estar mentalmente vigilantes («ceñid los lomos de
vuestro entendimiento»), disciplinados («sed sobrios»), y concentrados
(«esperad por completo»). ¿Será que estamos listos para encontrarnos con
Cristo? Evitemos entonces toda codicia de lo temporal y pongamos todo nuestro
tiempo, dinero y energías en lo permanente: la Palabra de Dios y nuestra vida
eterna en Cristo. Oración.
Señor, gracias por la revelación de tu Palabra por medio de
la cual has purificado nuestros corazones, llévanos a vivir vidas santas, danos
templanza o dominio propio para no dejarnos seducir del mundo y de la carne,
ciñe los lomos de nuestro entendimiento, de manera que vivamos con la mente
Cristo, glorificándote en todo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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