Salmos.9.v4-9 Dios es nuestro vindicador (alguien que nos
limpia de las críticas y nos justifica ante los demás). En esta vida, podemos
enfrentarnos a muchas injusticias: (1) nos pueden acusar falsamente y nuestros
amigos y enemigos nos pueden interpretar mal. (2) Podemos no ser verdaderamente
reconocidos por los demás por el amor que les mostramos. (3) El verdadero valor
de nuestro trabajo y servicio puede no ser debidamente recompensado. (4)
Nuestras ideas pueden ser ignoradas. Sin embargo, Dios debe ser alabado, porque
La ve y recuerda todo lo bueno que hacemos, y depende de Él decidir cuándo nos
conviene recibir recompensa. Si no confiamos en que El nos vindicará, somos
susceptibles al odio y a la autocompasión. Si realmente confiamos en El,
podemos experimentar la paz de Dios y librarnos de la preocupación por la forma
en la que otros nos perciban o nos traten.
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