“Esto os mando: Que os améis unos a otros” (Juan 15:17).
¿Cómo se siente practicar la clase de amor que Jesús
describe? El apóstol Pablo nos ayuda, al mostrarnos qué pasa cuando no
practicamos esta clase de amor. En su carta a los gálatas, Pablo presenta dos
clases de pecado. Por un lado, él identifica los pecados graves, los que
asociamos a conductas externas, tales como pecados sexuales o consumo de
drogas. Pero él también presenta un segundo tipo de pecado, el pecado
relacional, y nos muestra cómo es de mortal y destructivo. El pecado relacional
afecta nuestra alma llevándola a profundidades que nunca habríamos imaginado.
Esto tiene un horrible efecto no sólo en nuestro testimonio al mundo, sino
también en las partes más profundas de nuestro ser y se propaga a los que nos
rodean.
Pablo trae esto a la luz en la iglesia de Corinto para
señalar un problema muy evidente: Las divisiones entre ellos. “Pues me temo que
cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual
no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones,
maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes” (2 Corintios 12:20). Nota
la palabra final en esta lista: desorden. Esta es una indicación de que el
pecado relacional está actuando.
Cada una de las cosas que Pablo menciona aquí, tiene que ver
con fallar al amor, con el que Cristo amó. En estos términos, es fácil ver cómo
el amor no puede ser tan sólo un gesto sentimental. Es una batalla que debe ser
peleada y las armas que levamos son el perdón, la gracia, la misericordia y la
justicia.
Uno de los conflictos de los Corintios tenía que ver con la
enseñanza que ellos aceptaban. Algunos decían que sólo seguirían las
instrucciones de Pedro, mientras que otros seguirían las de Pablo. Pablo tuvo
que decirles: “No puedo tratarlos como a personas maduras mientras estén en
esta condición. Es carnal. Están actuando por medio de su carne”.
La palabra griega que Pablo usa para “carne” indica la piel o
el tejido graso del cuerpo. Pero por supuesto, Pablo está describiendo la
condición de sus almas. Él está diciendo a los corintios que ellos están
atrapados en una forma de vida esclavizada a las cosas terrenales en lugar de
estar caminando en una vida llena del Espíritu.
Pero,
como Jesús y Pablo señalaron, rehusarse a amar, aún al nivel más mundano de
amor, tiene grandes consecuencias, llevando al dolor, a la alienación y al
pesar. Las contiendas en las relaciones usualmente terminan afectando un gran
círculo de amigos o familiares. Con el tiempo, se puede extender a una
comunidad entera, como Pablo lo señaló entre los corintios. Amar como Jesús
ama, incluso en lo que parezca sin importancia, no es una opción, sino una
disciplina espiritual
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