Clamar a Dios
“También Set tuvo un hijo, y le puso por nombre Enós. A
partir de entonces se comenzó a clamar a Dios usando su nombre.” Génesis 4:26
(DHH)
Existe una definición de clamar que significa implorar
pidiendo auxilio.
En los comienzos de la humanidad, después de la expulsión de
Adán y Eva del paraíso, el hombre comenzó su triste peregrinaje por este mundo.
Ya desde el inicio su historia estuvo marcada por situaciones trágicas y
lamentables. El primer asesinato de la historia de la humanidad ¡fue entre
hermanos! A los pocos años de haber salido del Edén, Adán tiene que enterrar a
su hijo Abel que había sido asesinado por su hermano Caín.
¿Qué estaría pensando Adán en ese momento? Nadie puede
saberlo, pero si hubiera estado en su lugar, me estaría reprochando con dureza
la terrible estupidez que había cometido al comer del fruto prohibido. Es muy
posible que este hombre se haya atormentado todos y cada uno de sus días por
semejante tontería. No había disculpas ni palabras posibles para enmendar
semejante error. ¡Por su culpa toda la humanidad estaba condenada!
Los primeros signos del pecado no tardan en aparecer. Caín
asesina a Abel, la humanidad comienza a degenerarse, la maldad crece y los
corazones se desvían cada vez más de Dios. Adán y Eva tuvieron muchos hijos, pero
solo se menciona el nombre de Set. Tal vez porque de este hombre surgió la
línea espiritual que intentaría mantener una relación viva con Dios.
En este sentido, su hijo Enós trató de seguir los pasos que
su padre Set le había enseñado y que seguramente fueron apuntalados por el
atormentado Adán. A tal punto que cuenta Génesis que a partir de Enós, los
hombres comenzaron a implorar pidiendo auxilio a Dios por su nombre. Con la
tercera generación el hombre se dio cuenta que solo no podía seguir y que necesitaba
del auxilio y la ayuda de Dios para poder sobrevivir.
Pasaron muchos años desde los tiempos de Enós, pero nuestra
realidad sigue siendo exactamente la misma. Hoy también necesitamos clamar a
Dios, llamándolo por su nombre, para que nos asista, auxilie y socorra.
Necesitamos implorar de Dios su bendición y su ayuda para poder estar bien.
No hacerlo, nos va a llevar por el camino que transitó la
humanidad, que lleva al fracaso absoluto. Clamar a Dios no es una opción, es
una necesidad demostrada por la historia de la humanidad. Sería bueno aprender
de los errores para no cometerlos nuevamente.
REFLEXIÓN – ¿Clamaste hoy?
Un gran abrazo y bendiciones
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