1 Pedro 1:3-5
¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su
gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de
Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia
indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en
el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta
que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos.
Hay estadísticas que muestran que el 50% de los que heredan
una empresa (o fortuna) en excelentes condiciones, acabarán con ella en los
siguientes 5 a 10 años. Los demás, tienen 25% de probabilidad de poder
continuar lo que sus padres o abuelos construyeron. Personalmente no podía
creer esto cuando lo leí pero cuando leo la biblia y me encuentro con pasajes
como el de hoy, comprendo que allá afuera todo es destructible, contaminado y
se marchita. Totalmente opuesto a lo que nuestro Dios ofrece. Nosotros buscamos
estabilidad en los lugares equivocados. Queremos encontrar paz y buenas bases
donde nada permanece. Nos frustramos. Nos enojamos y finalmente nos
desesperamos. Mientras que nosotros solamente podemos acumular lo que hay en
este mundo, el Señor nos dice que tenemos una herencia en el cielo diseñada y
reservada para ti y para mí. Una herencia que nunca se acabará. Una herencia
que nadie puede robar ni alterar. A veces nos involucramos tanto en nuestro día
a día que olvidamos que un día vamos a morir y no estaremos más aquí. ¿Qué pasa
después? La respuesta está en el primer versículo. Si has nacido de nuevo
mediante Jesucristo, has recibido la herencia y estarás en el cielo. De lo
contrario, debes saber que el infierno será tu destino. Sí. El infierno existe.
No es el purgatorio que Dante escribió en su novela. Es el lugar que Dios ha
destinado para todos aquellos que han rechazado su amor y a su Hijo al no
querer reconciliarse con Él. Si hoy tienes dudas sobre dónde irías al morir, te
recomiendo pidas perdón al Señor por tus pecados y reconozcas que Jesucristo ha
muerto por ti para pagar esos pecados. Pide que el Espíritu Santo venga a tu
vida y que puedas nacer de nuevo pues el Señor al perdonarte deja lo viejo
atrás y todo es nuevo.
Hay certidumbre sobre lo que pasará con aquellos que creemos y
seguimos a Jesús. Después de esta vida nos reuniremos con el Padre y
recibiremos todo aquello que ha preparado para nosotros y que nadie ni nada
puede alterar tal regalo. Hagamos una pausa en nuestra vida. Meditemos sobre
nuestras prioridades. Meditemos en el tiempo que le destinamos a leer la biblia
y en querer obedecer y servir. ¿Cuánto tiempo le dedicas a tus actividades?
¿Cuánto tiempo le dedicas al Señor? Esto habla de tus prioridades puestas en
práctica. Hoy sabes lo que Dios tiene reservado para ti. Una herencia increíble
e inimaginable. Además, se encarga de protegernos con su poder a través de la
fe. ¿Y nosotros cómo respondemos ante tales regalos? No tienes que irte a un
lugar y permanecer soltero para dar gracias a Dios por lo que hace por ti. No
tienes que flagelarte ni realizar algún sacrificio. Eso ya lo hizo Jesús por ti
y por mí. Lo que tienes que hacer es entregar tu corazón, entregar tu vida y
buscar obedecer al Señor en cada momento de tu vida.
Oración
Padre: te pido perdón por mis pecados. Entiendo y reconozco
que Jesús murió por mí para que pueda ser reconciliado contigo y al morir pueda
ir al cielo a tu lado. Permite que así sea en mi vida. No quiero seguir
apartado de Ti sino quiero obedecerte y recibir tu protección y bendición. Quiero
tener certeza y sé que solamente la encuentro en Ti. Gracias por la herencia
que me das por la cual no he hecho nada para merecerla. Ayúdame a buscar lo
tuyo, lo que permanece y no se contamina. Ayúdame a entender que he nacido de
nuevo y ahora mi vida te pertenece. Gracias mi Señor, en el nombre de Jesús.
Amén
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